En este día no estoy solo, estoy en la presencia de mi Dios. Las circunstancias de este momento no son mayores que mi Dios. Él conoce mis actitudes y las permite. Permitiré que Él me dirija y me controle. Sé que nada me debe desesperar como si Él no se preocupase, como si no le importase o no me pudiese ayudar. Debo caminar sabiendo que Él está a mi lado. Soy Su creación y Su nueva criatura. Soy de Él, para hacer lo que Él quiera que yo haga, bendecir o ser bendecido, estar completamente a Su disposición. El día pertenece a mi Señor y quiero pasar el día sirviéndolo. Debo dar todo cuanto tengo y soy para que, en este día, Él sea honrado y glorificado.
Este día es muy importante para mí. Yo no voy a lamentarme de nada, no voy a murmurar por los fallos ni por las dificultades, no voy a decir que no puedo o no consigo esto o aquello, no me dejaré abatir o entristecer. Yo confiaré en mi Señor, glorificaré Su nombre en cualquier circunstancia, esperaré pacientemente por Sus respuestas, agradeceré por ellas sabiendo que serán siempre las mejores.
Este día será impactante en mi vida. Buscaré obedecer las enseñanzas de la Palabra de Dios, me esforzaré en ser una bendición para con quien me encuentre, buscaré brillar en todas mis actitudes. Quiero alegrar el corazón de mi Señor, quiero que todos perciban que mi alegría es fruto de la presencia de Jesús en mi corazón, quiero aprovechar cualquier oportunidad para proclamar que Jesús es el Señor y Salvador de todos aquellos que lo buscan.
Este día será el mejor de toda mi vida. Caminaré agarrando las manos de Dios, seguiré la dirección que Él preparó para mí, no me dejaré engañar con las mentiras de ese mundo. En todo momento yo alabaré al Señor y me regocijaré con todo cuanto Él haga en mí y a través de mí.
¡Este día será glorioso! Gracias, Señor, por él.
¡Este día será glorioso! Gracias, Señor, por él.
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