miércoles, 19 de noviembre de 2014

Sinceridad ante todo

¨Fieles son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece¨ Proverbios 27:6 (Reina- Valera 1960)
No hay nada mejor que una amistad sincera, aquella que te dice las cosas como son, de frente. Pero aunque nos guste o no, a veces buscamos consejo en el que sabemos que no es un buen amigo. Una de las cosas que esperamos de una amistad es que sea incondicional, y sobre todo, que nos hable siempre con la verdad, no buscando mentirnos ni aparentar para caernos bien.
Es muy normal encontrar personas que a pesar de saber lo que en realidad nos conviene, no son capaces de decirnos la verdad, y ¡no sabes qué daño hace este tipo de amistades! Hay otras que por el contrario, te van a acercar más a Dios. Si necesitas tomar una decisión acerca de las cosas de Dios, nunca le pidas consejo a alguien que no te conozca; esta gente no entiende la magnitud de tu relación con Dios y lo que Él te puede hacer; y si es a ti al que te toca dar el consejo, pues de manera muy decente y delicada, por mucho que duela, sé sincero con tu amigo, y más cuando se trate de las cosas de Dios o algo que vaya en contra de lo que a Él le agrade.
No te dé pena, ni mucho menos miedo ser claro. Ponte en el lugar del otro y piensa que no hay nada mejor que afrontar la verdad aunque nos duela, porque después lo agradeceremos. A veces nos dejamos llevar por emociones o nos sentimos apesadumbrados por esa persona, y le hacemos creer que todo lo que hace está bien, cuando en realidad puede estar haciendo totalmente lo contrario.
Cuando se trata de exhortar hay que hacerlo, Jesús también lo hizo. Los padres corrigen a sus hijos porque los aman y quieren lo mejor para ellos; no importa cuántas veces tengas que dialogar, incluso castigar puede llegar a ser necesario. Y si lo consideras tu gran amigo, mucho más si lo amas y quieres lo mejor para él/ella, no les sirvamos de cómplices en lo que no está bien; al contrario, si existen los amigos, es para ser guías los unos con los otros para llegar a la meta.

Oremos por nuestros amigos, aún por los que no se han convertido, ayudémosles…Recuerda que si eres leal y sincero con DIOS, no te será difícil hacerlo con los demás.

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