viernes, 14 de noviembre de 2014

¡Cristiano, solo tú puedes ser tú!

“…TÚ FORMASTE MIS ENTRAÑAS; TÚ ME HICISTE EN EL VIENTRE DE MI MADRE” (Salmo 139:13)
¿Te has percatado de que eres una persona muy singular? Las moléculas de ADN pueden ser combinadas de infinitas formas. El número es 10 elevado a la 2.400.000.000 potencia. ¡Esa es la probabilidad de que te encuentres con alguien exactamente igual que tú! Si tuvieras que escribir este número siendo cada cero de un centímetro de ancho, necesitarías alrededor de 23.443 kilómetros de papel.
Tu singularidad es una realidad científica. Cuando Dios te formó, Él “rompió el molde”. Nunca ha existido, y nunca existirá, alguien exactamente como tú.
¿Por qué nos hizo Dios tan únicos? ¡Porque a Él le encanta la variedad!
Solo tienes que mirar a tu alrededor: hay personas introvertidas, extrovertidas, pensativas, tranquilas, impulsivas, emocionales, “jugadores de equipo” e individualistas, rutinarias y otras que prefieren la variedad. Lo que viene a significar que, no hay mal o buen temperamento para servir en el Reino de Dios; necesitamos toda clase de personalidades para mantenernos equilibrados, tener una característica propia ¡y hacer cada uno su trabajo!
Tu personalidad afectará a cómo y dónde sirves mejor al Señor. Los carpinteros inteligentes trabajan a favor del dibujo de la madera, y no en contra de ella. Cuando nos obligan a servir contra nuestro carácter, se crea tensión, requerimos de un esfuerzo extra, y solemos producir resultados muy pobres. ¡Dios te hizo para que seas tú! Cuando tú eres tú, no sólo su familia va a ser bendecida, Dios también te bendice a ti. La razón es que te sientes bien cuando haces lo que Dios quiso que hicieras cuando te creó.

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