jueves, 20 de noviembre de 2014

Caído del cielo - Reflexiones

Wolfgang Amadeus Mozart fue un maestro que “cayó del cielo”, afirmó el director de orquesta Nikolaus Harnoncourt en una entrevista con motivo del “Año de Mozart 2006″, en el que se celebraba el 250 aniversario del nacimiento del genial músico salzburgués.
Un dicho popular de Austria, afirma que “ningún maestro ha caído del cielo” sino que se hace con la práctica, pero Mozart “sí cayó del cielo”, aseguró el experto, conocido por sus interpretaciones “revolucionarias” de este compositor.
Aunque es verdad que “el niño prodigio” a los nueve años, "aún" no había escrito el famoso réquiem, última obra que no pudo terminar, su puño y letra se desmarca desde la infancia del resto de sus contemporáneos. Desde el primer momento Mozart “escribió una música incomparable por inconcebible”, aseguraba el director.
El genio de Salzburgo es “un iceberg cuya mayor parte flota en la oscuridad”, afirmó el director de orquesta y celista austríaco.
Según dijo Harnoncourt en una entrevista en el semanario austríaco “Profil”, sorprende que la música de Mozart sea accesible a un público amplio y al mismo tiempo, oculte bajo una superficie brillante tanta profundidad que “rasgándola un poco, surgen una y otra vez capas nuevas”.
Sobre el efecto de su “Flauta Mágica”, el propio compositor dijo en su día, que los necios la encontrarían igual de agradable que los expertos.
Quien oiga superficialmente la Sinfonía en Sol Menor, la encontrará “bella”, pero quien la escuche de veras, llegará a experimentar “cosas tremendas”, explica Harnoncourt.
Por otra parte, critica que “de ningún compositor se ha abusado tan descaradamente como de él; han chupado de él y le han exprimido como un limón para fines que no tienen nada que ver con el arte”, puesto que Mozart se oye en cualquier ascensor de hotel y supermercado, o como trasfondo de un anuncio comercial.
“Me molesta que un aeropuerto (como el de Salzburgo) lleve el nombre de Mozart, y cuando salgo a comer, pido que apaguen la música en el restaurante, porque si no, no consigo comer ni un solo bocado”, añade.
Además, las diversas interpretaciones según el estilo de la época, han servido también para fines ideológicos.
Así por ejemplo, el Tercer Reich utilizó las melodías de Mozart para simular el “mundo intacto”, y en la Austria de la posguerra este estilo dulzón siguió en boga, aunque para consolar a la gente.
“En aquellos años, cuando me encontraba sentado en el estrado tocando el violoncelo, me sacaba de quicio ver las miradas melosas del público, mientras que yo veía en esas notas la más pura desesperación”, cuenta Harnoncourt. “Pero ahora comprendo mejor, que la gente, después de la guerra, tuviera ansias de belleza, y tal vez fue esa la tarea de Mozart en aquella situación”, añade.
Harnoncourt sostiene que las obras del compositor del siglo XVIII, no son autobiográficas en el sentido de que, aunque reflejan sentimientos como rabia, desesperación y muerte, no tienen nada que ver con las situaciones de la vida de su autor, por ejemplo no se les notaba que Mozart se había casado, o que había muerto su padre.
Por otra parte, hay pocas familias cuyas vidas privadas hayan sido tan transparentes para el público como la de los Mozart, ya que Wolfgang Amadeus era una estrella de su época, comercializada por su padre y posteriormente, por su mujer.
De la correspondencia entre padre e hijo se observa que había tensiones, susceptibles sin embargo a interpretaciones muy divergentes, de modo que unos consideran a Leopold Mozart un tirano y otros, un genio pedagógico.
Preguntado quién necesita el Año de Mozart, el músico responde que “el mismo Mozart, desde luego, no”, sino más bien la economía, y añade que haría falta “un trato más respetuoso con su música” del compositor salzburgués.
Sin embargo, si decimos que Mozart no fue caído del cielo, sí levantó su mirada al cielo. Un día, Mozart dijo estas palabras: ” Dios siempre está ante mis ojos. Yo entiendo su omnipotencia y temo su ira, pero también reconozco su amor, su compasión y su ternura hacía cada criatura”.
A los catorce años de edad, él manifestó que oraba a Dios cada día y envió peticiones de oración a los cristianos que estaban cerca de él. La oración acompañó una mayor parte de la vida de Mozart, por eso sin duda, Dios le inspiró en muchas ocasiones en su música. No fue perfecto pero al menos, humano con hambre de Dios. Deja que hoy Dios te selle con su amor.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Mateo 5:6
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. Lucas 6:21

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