miércoles, 22 de octubre de 2014

No es el Qué…es el Cómo

David traía alimentos a sus hermanos en el frente de batalla cuando vio a Goliat. No pensaba en convertirse en un héroe, simplemente aprovechó la oportunidad con la que otros soldados solo soñaban.
Las oportunidades nos vendrán por sorpresa, y si no estamos alerta y preparados las dejaremos pasar. Lo que los demás descubrieron en David aquel día, ¡siempre había estado allí!
Si somos líderes, ya poseemos el talento necesario para dirigir. Pero el valor es lo que nos establecerá como líderes frente a los demás. La gente que más veneramos, demuestra el valor en el frente de batalla, en la reunión de la Junta, defendiendo a los indefensos o, simplemente, intentando lo que nadie más pensó factible.
¡Caramba! Podríamos decir: “¡Pero yo no tengo el dinero!  No nos preocupemos: el capital sigue al valor. El “qué” siempre precede al “cómo”. No seamos intimidados por los números. Dios no es movido por hojas de cálculo o condiciones del mercado… es movido por la fe.
No dejemos que el “cómo” nos intimide. Esa intimidación es debida al desafío que nos presenta el “cómo”, pensemos, sin embargo, que nos provee de una gran oportunidad. Si el camino al éxito estuviese bien alumbrado, ya estaría abarrotado. Si el “cómo” no fuese un problema, algún otro ya lo tendría resuelto.
Todo progreso comienza con una pregunta: “¿Qué hay que hacer?” Y después, alguien hace esta pregunta… ¿y por qué no nosotros? El futuro les pertenece a aquellos que tienen valor para hacer esta pregunta y la fe para perseverar hasta descubrir la respuesta.  Cuando los obstáculos se ven demasiado grandes y la oposición demasiado fuerte, parémonos firmes en esta Escritura: “No temamos ni desmayemos… porque hay un poder mayor en nosotros que en él”.
Este pensamiento nos llena de entusiasmo y sana expectativa, por lo que Dios quiere y puede hacer a través de cada uno de nosotros, si nos ponemos en Sus manos. A Dios no le impresionan ni los números ni las circunstancias que pudieran rodearnos en algún momento, sino que actúa en base a nuestra fe.
Armémonos de valor y fe, creámosle al Señor que no solo nos creó sino que también nos salvó con propósito, y atrevámonos a ser todo lo que Él cuando nos diseñó, quiso que fuéramos.

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