"... CADA DÍA MUERO" (1 Corintios 15:31b)
¿Sabías que pronunciamos alrededor de nueve millones de palabras al año y que más de la mitad de ellas son: yo... mí y mío/a? En cambio, la solución de Dios es que muramos a nuestro ego. Pablo dijo: "Cada día muero a mí mismo" (1 Corintios 15:31b).
"Mírenme: yo siempre existiré" parece estar de acuerdo con la manera que llevamos nuestras vidas... La Biblia dice que, como seguidores de Jesús, hemos "... crucificado la carne con sus pasiones y deseos" (Gálatas 5:24b). No obstante, el egoísmo no se apartará para "morirse" por sí sólo, sino que debe ser "rematado" definitivamente.
Es una batalla continua, porque tenemos la tendencia de aferrarnos a nuestros propios intereses con un agarre mortal. Jesús dijo a sus discípulos: "Si alguno quiere ser el primero, deberá ser el esclavo de todos" (Mateo 20:27 BLS). Los esclavos eran los criados más insignificantes, según la "vara de medir" de entonces
Los seguidores de Cristo maduros han sido llamados a unos niveles más altos de desinterés personal que los principiantes. Y cuando aspiramos a guiar a otros, el Señor sube aún más nuestro nivel de desinterés. A menudo, Él te dejará con un recuerdo permanente de cómo logró llegar a ti en un área donde fuiste muy testarudo.
Jacob se quedó marcado con una cojera (Génesis 32:31b), e incluso el apóstol Pablo recibió un impedimento para que conociera sus limitaciones (2 Corintios 12:7). ¿Y cuál es el tuyo? ¿El hábito con el que estás luchando o el miedo que nunca te deja tranquilo? ¿Por qué Dios no me lo quita?, te preguntarás. Porque cualquier cosa que te mantiene dependiente de Él es una ventaja y no una desventaja.
Es una batalla continua, porque tenemos la tendencia de aferrarnos a nuestros propios intereses con un agarre mortal. Jesús dijo a sus discípulos: "Si alguno quiere ser el primero, deberá ser el esclavo de todos" (Mateo 20:27 BLS). Los esclavos eran los criados más insignificantes, según la "vara de medir" de entonces
Los seguidores de Cristo maduros han sido llamados a unos niveles más altos de desinterés personal que los principiantes. Y cuando aspiramos a guiar a otros, el Señor sube aún más nuestro nivel de desinterés. A menudo, Él te dejará con un recuerdo permanente de cómo logró llegar a ti en un área donde fuiste muy testarudo.
Jacob se quedó marcado con una cojera (Génesis 32:31b), e incluso el apóstol Pablo recibió un impedimento para que conociera sus limitaciones (2 Corintios 12:7). ¿Y cuál es el tuyo? ¿El hábito con el que estás luchando o el miedo que nunca te deja tranquilo? ¿Por qué Dios no me lo quita?, te preguntarás. Porque cualquier cosa que te mantiene dependiente de Él es una ventaja y no una desventaja.
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