Se trata de desmitificar algunas cosas del tema de la voluntad de Dios, cosas que se dicen frecuentemente en la iglesia y que no son bíblicas. Por desgracia, muchos jóvenes son jaleados por sus padres o líderes, y hacen afirmaciones como: “la voluntad de Dios es que toque en la alabanza”, “la voluntad de Dios es que haga este u otro ministerio”, “la voluntad de Dios es que acepte este trabajo o haga esta carrera”… y mil frases más del mismo estilo. Puede que en muchas ocasiones, se trate de una forma de hablar más que de un sentimiento real, porque si no, parecería haber tantas voluntades de Dios como personas hay en el mundo.
Si existiera una voluntad de Dios para cada una de las personas, no debería ser muy difícil descubrirla. Y si Dios desease que la viviéramos, no tendría sentido que no la diera a conocer. Ese es nuestro problema, precisamente, que sí la ha dado a conocer pero no nos paramos a descubrirla. En la Biblia, está bastante claro que la voluntad de Dios es que le sigamos. No nos llamó a ser pescadores de hombres, sino a seguirle, y luego nos hace pescadores. No nos llamó a ser médicos, sino a seguirle, y luego nos hará médicos. No nos llamó a tocar la batería, la guitarra, el saxo o el piano, sino a seguirle, y luego nos hará músicos.
¿Entiendes esto? Somos seguidores de Jesús, esa es su voluntad, y si esa es su voluntad, deberíamos quitar de nuestras vidas, todas aquellas cosas que nos estorban en el proceso de seguirle. A veces pensamos que seguirle es hacer esto o lo otro, o participar en ciertas actividades, pero seguirle es mucho más. Tiene que ver más con lo que ocurre dentro de nosotros, con la metamorfosis que estamos sufriendo que con lo que expresamos de forma externa, asistiendo a una actividad o participando con nuestro talento. Hay que pensar seriamente, si lo que hago lo hago para servir o para ser servido. Es decir, si participo con el objetivo claro de obedecer la voluntad de Dios o participo porque aprendo más, porque me siento bien, disfruto, se me reconoce o aplaude, gano en popularidad, ligo con la chica/o que me gusta… es decir, para ser servido.
Muchos jóvenes de hoy, han decidido seguir a la iglesia pero no a Jesús. Así les pasa, que cuando las cosas se tuercen o no van como ellos quieren, no ven otra opción que abandonar la iglesia. Esta es la triste realidad de muchos hijos de cristianos que no siguen a Jesús; no persiguen la voluntad de Dios, persiguen su propia voluntad o deseo.
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