Sin embargo, los escritores judíos generalmente, aplicaban estos términos a las razas y naciones que no descienden de Abrahám (2 Reyes 16:3; 2 Corintios 33:2; Esdras 6:21; etc.); por tal motivo, estos vocablos llegaron a enfatizar la diferencia espiritual y racial, entre los israelitas y las diversas naciones paganas que los rodeaban (para muchos eran los idólatras, quienes no reconocían al verdadero Dios).
En el Antiguo Testamento de la RVR, se usa la palabra "gentil" una sola vez, en relación con la designación de "Galilea de los gentiles" (Isaías 9:1); en todos los demás casos se la traduce por "naciones" (Gn. 10:5, 20, 31;17:6; 18:18; Ex. 32:10; 34:10, 24; Lv. 26:33; 2 S. 22:44; etc.), "gente" (Lv. 25:44; Ex. 19:6) o "pueblo" (Jos. 3:17; Jue. 2:20; Sof. 2:9; Zac, 12:3).
Aunque en el Antiguo Testamento se hace una distinción entre los judíos y la gente de otras naciones (Lv. 20:24 v 26), donde el Señor dice que ha apartado a Israel de los gôyim, ("pueblos"), de ningún modo esta separación debía impedir que los gentiles recibieran las bendiciones de la salvación (Sal. 22:27; Is. 56:6-8; Gá. 3:8; etc.).
En la era del Nuevo Testamento, por medio de la muerte de Cristo, se derribó "la pared intermedia de separación" (Efesios 2:14), lo que señala claramente que ya no debe haber distinción entre judíos y otras razas, acerca de los privilegios espirituales (Ro. 10:12; Gá. 3:28; Col. 3:11): tanto judíos como gentiles, comparten por igual las bendiciones del evangelio (Hch. 10:34, 35, 45).
Que Dios te bendiga abundantemente.
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