sábado, 18 de octubre de 2014

¡Anímese!

Si usted necesita ánimo y no hay nadie cerca para dárselo, déselo usted mismo, como lo hizo David (1 Samuel 30:6). Él tenía una actitud positiva respecto a sí mismo, y usted también debería tenerla. Todos deberíamos cuidarnos de tener actitudes orgullosas, pero no está nada mal tener una actitud buena y confiada hacia nosotros mismos. 
David estaba en una situación que parecía desesperada: su ciudad estaba destruida, sus mujeres e hijos habían sido capturados, y sus hombres lo culpaban a él por todas esas desgracias. ¿Y qué hizo David? Se alentó a sí mismo y se fortaleció en el Señor. Más tarde, esa situación se dio la vuelta totalmente (1 Samuel 30:7–20).
Al comienzo de su vida, cuando David era apenas un jovencito, todos a su alrededor lo desalentaban respecto a su capacidad para pelear contra gente como Goliat. David, sin embargo, puso su confianza en Dios. Él creyó que Dios le haría fuerte en su debilidad y le daría la victoria. Él fue en el nombre del Señor, con un corazón lleno de confianza, y se convirtió en el matador del gigante; más tarde sería coronado rey (1 Samuel 17). David no tenía a nadie que creyera en él excepto Dios, así que, creía de sí mismo lo que Dios creía de él; creía en la capacidad depositada por Dios en él.
El Señor, en una ocasión me habló, me dijo que sin confianza en mí mismo, realmente no tenía confianza en Él. Me dijo: “Yo estoy en ti; yo soy tu confianza, pero solo puedo hacer a través de ti lo que tú creas”. La inseguridad es algo absolutamente atormentador. Mejor tener confianza.
Usted podría pensar: Bueno, yo también desearía tenerla.
Pero la confianza es algo que decidimos tener. Es más que un sentimiento; es una decisión de encarar con osadía lo que sintamos que Dios nos guía a hacer. Aprendemos acerca de Dios, sobre su amor, sus caminos y su Palabra, y a la larga debemos decidir si le creemos o no. Si decidimos creerle, tenemos confianza. Si no le creemos, vivimos dudando de todo. La inseguridad nos convierte en personas de doble ánimo, y Santiago 1:8 nos enseña que la persona de doble ánimo es inconstante e insegura en todo. Realmente, no podremos avanzar hasta que decidamos tener confianza en Dios y en nosotros mismos.
Como dice el viejo dicho: “No se achique”, ¡ánimo!. Usted tiene más capacidades de las que cree tener. Es capaz de hacer mucho más de lo que ha hecho en el pasado. Dios lo ayudará si pone su confianza en Él y deja de dudar de usted mismo.
Como todo el mundo, cometerá errores, pero Dios le permitirá aprender de ellos y Él obrará a través de ellos, para su propio bien, siempre que usted decida no darse por vencido. Cuando la inseguridad comience a atormentar su mente, declare la Palabra de Dios y ganará la batalla. Crea en Dios con todo su corazón, crea que Él vive en usted y que por medio de Él, es capaz de hacer todo lo que deba hacer.

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