Nunca va a florecer un árbol, dar frutos y arrojar renuevos, si no ha profundizado sus raíces; de igual forma, nunca vas a ver un matrimonio floreciente, un ministerio radiante, una familia en armonía, un negocio productivo, o un trabajo permanente, si antes tus raíces en Cristo no se han afirmado hasta llegar a profundidades tales que, cuando soplen vientos, tormentas y tempestades no te remuevan de tus convicciones.
“Días vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la faz del mundo llenará de fruto” Isaías. 27:6
Es tiempo de que empieces a echar raíces en el lugar en que Dios te plantó. Ciertamente, el Señor movió a Israel de una tierra de servidumbre a un lugar llamado Canaán, en donde la bendición de Dios se empezó a manifestar abundantemente, en el momento que llegó el pueblo de Israel. Pero Dios los movió hasta allí para que echaran raíces y luego florecieran. Tal vez Dios te plantó en un matrimonio, iglesia, familia, o comunidad en la cual no has florecido pero, ¿cual será la causa de ello? ¿No será que todavía no has echado raíces en el lugar en que estás?...
Es tiempo de que empieces a echar raíces en el lugar en que Dios te plantó. Ciertamente, el Señor movió a Israel de una tierra de servidumbre a un lugar llamado Canaán, en donde la bendición de Dios se empezó a manifestar abundantemente, en el momento que llegó el pueblo de Israel. Pero Dios los movió hasta allí para que echaran raíces y luego florecieran. Tal vez Dios te plantó en un matrimonio, iglesia, familia, o comunidad en la cual no has florecido pero, ¿cual será la causa de ello? ¿No será que todavía no has echado raíces en el lugar en que estás?...
¿No será que tu corazón vive aferrado a relaciones pasadas y por eso tu presente matrimonial está camino a la quiebra? ¿No será que aún no te has liberado de tu viejo carácter, personalidad y forma de ser, y por eso no puede florecer en ti, la nueva naturaleza que Dios ha injertado dentro de tu corazón?
Tal vez hoy sea el día en el cual empieces a echar raíces, en el lugar en que Dios te plantó para ver frutos y que esos frutos se hagan visibles a todos aquellos que te rodean. Muchas personas quieren ver florecer su economía pero no profundizan sus raíces en la honra hacia Dios; muchos quieren ver florecidas sus relaciones sentimentales pero están encerrados en un egoísmo tal, que solo se interesan por ellos y no les importa su pareja; muchos quieren florecer en su matrimonio, hogar, relaciones de amistad, pero están acondicionados a su antigua forma de ser; y no se trata solo de florecer sino de dar frutos.
Este es uno de los grandes males que se sufre; gente extranjera que viene de su país y se queda en el nuestro durante mucho tiempo, pero su corazón sigue en su lugar de origen; es tiempo de que profundicen sus raíces donde Dios les plantó.
Quizás durante mucho tiempo, hayas anhelado ver florecer y que den frutos distintas áreas de tu vida. Pues llegó el día en el que debes empezar a profundizar las raíces de ese matrimonio, de esa relación con tus hijos, ministerio, trabajo, empresa etc.
Un árbol nunca va a florecer, y mucho menos dar fruto, si antes no echa y profundiza sus raíces; y profundizar tus raíces no es más que dedicar tiempo, espacio y lugar a aquello que anhelas ver florecer en tu vida; por esa causa no has podido contemplar con tus ojos, el florecimiento y los frutos dichosos que tanto has esperado. Es ya el día en que empieces a profundizar raíces donde estás plantado. Si hasta este día vivías ilusionado con el deseo de ver florecer muchas aéreas de tu vida, pero parece que nunca verás lo que tanto aheleas, qué tal si oras a Dios.
Padre Nuestro que estás en los Cielos, en este momento me rindo a ti. Gracias te doy porque me haces entender que, para poder ver florecer y dar fruto distintas aéreas de mi vida, debo haber echado raíces; hoy me propongo profundizar las raíces en mi matrimonio, en mi hogar, con mis hijos, y en todas las aéreas de mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.
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