domingo, 27 de julio de 2014

Lo descabellado de creer

La verdadera fe nos exige ir mucho más allá de lo lógico o racional, nos pide que pongamos nuestras fuerzas, concentración y corazón en algo que no vemos.
En Marcos 5:24-34 encontramos la historia de una mujer que sufría, durante doce años, de una hemorragia continua. La historia nos describe la terrible historia de esta mujer y podemos ver que la enfermedad la había dañado por completo.
Había visitado varios médicos y ninguno pudo ayudarla, había gastado todo y posiblemente tuviera deudas por ello. Era considerada impura, por lo que estaba destinada a vivir aislada porque no podía acercarse a los demás o tocar las mismas cosas que otros, y mucho menos entrar al templo por su condición. Su vida era una tortura. Había intentado todo, y en lugar de mejorar todo iba de mal en peor.
Pero un día escuchó que Jesús pasaba por ahí y se le ocurrió una idea descabellada: “Si tan sólo tocara su túnica, quedaré sana”. Con esa convicción decidió arriesgarlo todo, al fin y al cabo, pensaba, aunque alguien me reconociera entre esa multitud y me recriminaran, ¿qué más da?... Ya no tenía nada que perder.
Quizá tu vida es tan caótica como la de esta mujer, la enfermedad, las deudas, problemas familiares, laborales, sentimentales o de cualquier otra índole han invadido tu vida y todo carece de sentido. Todo lo que estaba a tu alcance lo has hecho pero no ha mejorado nada y, todo lo contrario, cada día te sientes más débil y estás perdiendo las esperanzas.
Es hora de poner tu fe en acción. ¿Qué tienes que perder? Entrégale tu problema a Dios, pero con la certeza de que Él puede cambiar el rumbo de las cosas y que, lo que ahora te está destruyendo puede obrar a tu favor.
Posiblemente este sea el paso más grande que tengas que dar porque humanamente, dejar de luchar con nuestras fuerzas es difícil. Es descabellado pensar en rendirnos y dejar que Dios pelee nuestras batallas, pero al igual que la mujer con flujo de sangre, es tu única oportunidad, ya has hecho todo y nada ha funcionado.
Dicen las escrituras que cuando la mujer tocó la túnica de Jesús fue sana. Mucha gente estaba alrededor del Maestro, pero fue ella la que puso su fe en acción y fue libre de su enfermedad.
Si tus problemas han llegado a afectar tu relación con Dios y te sientes muy lejos de Él, es tiempo de volver a Él, de tocar el borde de su manto. Un corazón sincero nunca será despreciado por Dios, al contrario, la fe honesta, simple, sincera, dispuesta a arriesgarlo todo y a admitir que solos no podemos, es la que le agrada.
“De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad”. Hebreos 11:6 (NTV)
Acércate al Maestro con fe y permite que Él te haga libre de aquello que te ha estado afligiendo tanto tiempo.

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