Un sabio decía que nuestra forma de pensar se inmoviliza y nos quedamos recorriendo siempre los mismos caminos, porque la mente se fija en las cosas que pensamos. Hoy en día, a este fenómeno se le conoce como “paradigma”.
Imaginemos que vamos en bicicleta por una carretera: el aire fresco golpeándonos el rostro; los árboles, las nubes, la naturaleza, las aves, los montes lejanos…,e imaginemos que de pronto vemos una gran piedra en medio del camino.
Si fijamos toda nuestra atención en la piedra, en el obstáculo, aunque sólo ocupe un breve espacio en la carretera, terminaremos chocando con ella. Al asumir este obstáculo como si fuera lo único en la carretera, hacemos desaparecer todas las demás opciones (los árboles, las nubes, el resto del camino), dirigiéndonos irremediablemente hacia él, hacia la piedra.
No permitamos que los obstáculos desvíen nuestra atención y nos hagan creer que ya no hay salida, porque siempre hay oportunidades que vienen con ellos.
Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.”
Hebreos 9:15
Y por eso Él es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
Y por eso Él es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
1 Pedro 2:9
Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
1 Pedro 3:9
no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición.
no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición.
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