“Adviértanse unos a otros todos los días mientras dure ese "hoy", para que ninguno sea engañado por el pecado y se endurezca contra Dios.”
Hebreos 3.13
Hebreos 3.13
Vivir en otro país nos ha alejado físicamente a mí y a mi esposa, de las vidas de toda nuestra familia y de la mayoría de nuestros amigos. Además de la distancia geográfica, está la difícil tarea de tratar de mantenernos relacionados con sus vidas.
Nuestro contacto es limitado, y el tiempo que logramos hablar lo invertimos sobre todo, en conversaciones sobre lo que hemos estado haciendo o lo que haremos en los días por venir. Lo triste es que, para mucha gente eso es lo único de lo que hablan con su familia y amigos, aunque vivan en la misma ciudad y a veces hasta en la misma casa, habiendo temas mucho más importantes y cruciales de los que podrían hablar.
Nuestro contacto es limitado, y el tiempo que logramos hablar lo invertimos sobre todo, en conversaciones sobre lo que hemos estado haciendo o lo que haremos en los días por venir. Lo triste es que, para mucha gente eso es lo único de lo que hablan con su familia y amigos, aunque vivan en la misma ciudad y a veces hasta en la misma casa, habiendo temas mucho más importantes y cruciales de los que podrían hablar.
También debemos considerar que nuestro abanico de posibilidades es tan limitado, que podemos estar involucrados directamente en la vida de otro.
Sin ninguna duda, hay tiempo para conversaciones simples, como ponernos al día, pero también hay una gran necesidad de conversaciones de un nivel más profundo; conversaciones que tienen el propósito de animarse, ayudarse y advertirse los unos a los otros.
Cuando perdemos estas interacciones valiosas, no aprovechamos el valioso recurso que tenemos en aquellos cercanos a nosotros.
Cuando perdemos estas interacciones valiosas, no aprovechamos el valioso recurso que tenemos en aquellos cercanos a nosotros.
El versículo mencionado es muy claro en el sentido de que, tenemos la tendencia natural a ser engañados por el pecado y terminar dando nuestra espalda a Dios. En vista de que esta es una posibilidad muy factible, el escritor de Hebreos nos anima plena y diariamente, en el transcurso del día y cada día, a que nos relacionemos los unos con los otros de tal manera, que nos mantengamos juiciosos y cerca de Dios.
¿Con cuánta gente tienes conversaciones significativas durante el transcurso de un día? ¿A cuánta gente ayudas intencionadamente, animándoles o advirtiéndoles? ¿A cuánta de esa gente le permites que hagan lo mismo contigo, manteniéndote cerca de Dios?La realidad es que si no mantenemos como un hábito estas relaciones e interacciones diarias, será probable que seamos engañados por el pecado y como resultado, le daremos la espalda a Dios.
Entonces, sé intencionado en con quién hablas y sobre lo que hablas. Si te estás aislando de los demás y manteniendo conversaciones superficiales, estás en peligro y también estás poniendo a los demás en peligro. Tener una vida superficial te hace ser vulnerable interiormente.
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