lunes, 2 de junio de 2014

El arrepentimieto

Hechos, capitulo 11, versículos 14 al 21
11:14 él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa.
11:15 Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio.
11:16 Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.
11:17 Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios?
11:18 Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!
11:19 Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos.
11:20 Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús.
11:21 Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor.
El libro de los Hechos es el quinto libro del Nuevo Testamento.
Dios, cuando nos habla, nos ofrece la salvación,... y también la ofrece a nuestra casa, pero ¿qué significa esto? Significa que es afectada nuestra esencia, una esencia que va a ser escogida por Dios; usted, como sacerdote de su hogar, acepta realmente a Cristo como su único Salvador. Va a haber un cambio y su descendencia, su familia, va a darse cuenta de que algo está pasando.
Dios nos ha dado a nosotros los gentiles, la opción del arrepentimiento y, cuando nos arrepentimos, es porque estamos permitiéndole a Cristo entrar en nuestro corazón y estamos dando el principal paso a una nueva vida con Él. El hombre sin Cristo vive una vida de pecados desenfrenados, pensando muchas veces, que está bien en lo que está haciendo, pero no se da cuenta de que va por un camino de perdición y lo peor es que, con esas cadenas arrastra a sus seres queridos, a su descendencia. Podemos ver en estos tiempos, la violencia familiar, padres que se golpean constantemente delante de sus pequeños hijos y sucede que, con el tiempo, estos niños crecen y también se convierten en padres golpeadores.
Sin embargo, cuando el hombre acepta a Cristo es cubierto por la mano de Dios y ya no es esclavo del pecado, de los vicios, de las drogas, del alcohol, que tanto daño causan en este tiempo. Pasa a tener una vida con Cristo, donde Dios le limpia, le purifica. Muchos se preguntan, ¿y a este hombre qué le esta pasando?, pasa que Dios le moldea nuevamente para ser un hombre nuevo, con una esperanza que no le puede dar este mundo, que sólo se la puede dar Dios, una esperanza de vida eterna con Cristo.
Y en ese instante, siente el llamado de Dios en su corazón y se siente dispuesto a proclamar las buenas nuevas de salvación.
¿Estás dispuesto a sentir el llamado de Dios en tu corazón?

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