sábado, 31 de mayo de 2014

Sinceros e irreprensibles

Filipenses 1:10b …a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo.

En su deseo de que sus hermanos discernieran lo mejor, Pablo seguía orando a Dios y, en aquel momento, pedía que sus hermanos fueran sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, esto es, que vivieran preparándose para la segunda venida del Señor.
El amor, que abunda cada vez más en conocimiento y en buen juicio (versículo 9), ayudará a discernir entre el bien y el mal, entre lo que agrada a Dios y lo que no le agrada, a fin de que seáis sinceros, es decir, sin mezcla, que seáis hallados puros delante del Señor. A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Efesios 5:27.

También ayudaría, y ayudará, a los creyentes a ser irreprensibles, sin ocasión de tropiezo, sin reproche, intachables para el día de Cristo. Por lo tanto, los creyentes deben vivir cada día, pensando en que Cristo puede regresar en cualquier momentoPuesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!  2 Pedro 3:11,12. 

Es necesario ser irreprensibles para el día final, cuando Cristo venga. Es necesario que todos los creyentes en el Señor, estemos preparados para ese día glorioso, para el día de Cristo. El Señor está interesado en cuidar su iglesia: Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén. Judas 1:24,25.

También es necesario que oremos los unos por los otros, para que los deseos de Pablo sean también nuestros deseos, para que se puedan cumplir en la vida de cada uno de nosotros. De modo que cuando llegue el día de Cristo, seáis sinceros e irreprensibles.

El cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. 1 Corintios 1:8.

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