sábado, 31 de mayo de 2014

Haznos pequeños

Dicen que una vez, un grupo de tres hombres se perdió en la montaña y tenían solamente una pieza de fruta para alimentarse. Cuando ya casi estaban desfalleciendo de hambre, se les presentó Dios y les dijo que probaría su sabiduría y que, dependiendo de lo que respondieran, les salvaría. Les preguntó entonces, qué le pedirían para arreglar el problema y que todos se alimentasen.
El primero dijo: “Pues darnos más comida”, Dios contestó que era una respuesta sin sabiduría, que no se debe pedir a Dios que dé mágicamente, la solución a los problemas sino que se debe trabajar con lo que se tiene.
El segundo respondió: “Entonces haz que la fruta crezca para que sea suficiente”, a lo que Dios contestó negativamente, ya que la solución no está en pedir la multiplicación de lo que se tiene para arreglar el problema, porque el ser humano nunca queda satisfecho y por ende, nunca sería suficiente.
El tercero dijo entonces: “Mi buen Dios, aunque tenemos hambre y somos orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la fruta nos alcance”. Dios dijo: “Has contestado bien, pues cuando el hombre se hace humilde y se empequeñece delante de mis ojos, alcanza la prosperidad”.
Cuando estamos frente a un problema, nuestra tendencia es la de los dos primeros  hombres. 
Como el primero, le pedimos que nos mande la solución y nos quedamos esperando que el problema se resuelva solo. Es más, muchos se molestan con Dios porque la respuesta se demora en llegar.
Otros, como el segundo hombre, buscan tener cada vez más lejos, el ver qué pueden hacer, con lo que siempre están pidiendo más cosas.
Pero la verdadera solución para nuestros problemas es hacernos más pequeños, humillarnos ante los ojos de Dios y reconocer nuestras limitaciones humanas.
“Aunque el Señor es grande, se ocupa de los humildes, pero se mantiene distante de los orgullosos”. Salmos 138:6 (NTV)
Recuerda que las grandes batallas de la vida se ganan estando de rodillas ante Dios. Hay una frase de Albert Einstein que dice: “El hombre es grande cuando está de rodillas” ¿Y qué mejor que estar de rodillas ante Dios?

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