miércoles, 21 de mayo de 2014

Dos Formas de Vivir La Vida - Reflexiones

Cuando comencé mis estudios en la escuela primaria, mi maestra cortó con sus manos, en diminutos pedazos, un papel, y esparció los trozos en su escritorio. Tomó una regla plástica y la frotó enérgicamente sobre su brazo izquierdo. Luego puso la regla encima de los papelitos, sin tocarlos, y éstos se adhirieron a la regla, sin ningún pegamento.
Vi entonces, aun siendo muy pequeño, que hay una energía atrayente; una fuerza eléctrica poderosa; algo que hace que todo se mueva en el universo.
Podemos llamar a esa energía “Dios”. Y podemos creer que, esta fuerza atractiva hace que cada hoja de los árboles caiga por su propia voluntad.

Podemos creer que esa energía existe dentro de nosotros y sentir su poder; o podemos tener indiferencia y descreer por completo todo ello.
Lo cierto es que, somos seres de libre albedrío y, cada uno “elige” iniciar un camino de aprendizaje y práctica o simplemente ignorarlo.
De todos modos, si a algunos de nosotros nos da una descarga eléctrica al cogernos del picaporte de una puerta, sabremos que... sucedió. Esto acontece por “estática”. Y como lo estático significa que, el “flujo de energía” está bloqueado en algún lado de nosotros, nos pone en “cortocircuito”.
Somos una fábrica de energía. Somos verdaderas instalaciones productoras de luz, cuando nos conectamos con el universo. Somos “chispas divinas”.
Como cuando una lámpara se enciende al conectarla a la corriente eléctrica, así se enciende nuestra luz interior, al hacer contacto con esta atrayente energía universal, con Dios.
Jesús, dijo: “Ustedes son como una luz que ilumina a todos. Nadie enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón. Todo lo contrario: la pone en un lugar alto para que alumbre a todos los que están en la casa. De la misma manera, su conducta debe ser como una luz que ilumine y muestre cómo se obedece a Dios” Mateo 5.14-16.
Albert Einstein decía: “Hay solamente dos formas de vivir tu vida: Una es como si nada fuera milagroso. La otra es como si todo lo fuera”.
Los hombres somos árboles diversos.
- Hay árboles con grandes raíces agarradas a la tierra y con copas casi sin follaje.
- Hay otros árboles con copas frondosas y raíces muy pequeñas, casi sosteniendo el suelo.
- Y hay árboles con raíces firmes y copas colmadas de hojas.
Los primeros, corren el riesgo de detener su crecimiento y secarse.
Los segundos, aunque vistosos y pintorescos, están expuestos a que una violenta tormenta o un viento furioso los voltee.
Los últimos permiten dar una sombra placentera, cobijo a los pájaros y compartir sus frutos jugosos.

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