¿Has recibido el perdón de Dios? Seguro que sí, y si no... es porque no has acudido a Él, porque 1 Juan 1:9 dice: “pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”
El siervo recibió el perdón de una deuda enorme y, junto a ello, su familia se libró de la esclavitud, pues el rey les iba a tomar como parte del pago, sin embargo, el rey ante la súplica, fue movido a misericordia y le perdonó. Aunque su deudor sólo clamaba que le concediera más tiempo para poder pagarle, el rey hizo algo mucho mejor, decidió perdonarle completamente su deuda.
Seguramente, este siervo sintió que le habían liberado de un gran peso de encima, pero lamentablemente, no aprendió nada sobre el perdón. Así como él recibió misericordia, de igual manera debía obrar con los que a él le debían. Sin embargo actuó injustamente con su deudor, quien le debía una cantidad mucho menor, no escuchó sus súplicas, no tuvo compasión y le metió en la cárcel hasta que pagara su deuda. ¡Qué injusto!
Cada uno de nosotros también hemos recibido el perdón de nuestras deudas con Dios a través de Jesús. Con su sacrificio, Dios quitó la millonaria deuda que teníamos con Él.
¿Cómo reaccionamos ante los que nos ofendieron, o ante aquellos que tenemos algo que reclamarles? Aunque parezca difícil, debemos perdonar con lo misma misericordia con la que Dios nos ha perdonado.
Si no puedes perdonar a alguien que te ofendió, reflexiona un momento, en el inmenso amor de Dios para perdonar cada una de tus fallos. Decídete a perdonar y deja libre a tu siervo de la cárcel de rencor en que le tienes encerrado.
¡El perdón cancela el pasado y permite un nuevo comienzo!
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