viernes, 16 de mayo de 2014

Excavando Oro - Reflexiones

Cuando era un muchacho, solía ayudar a mi abuelo en los campos aledaños a su hogar. No era su tierra propia, pero nada extraño era en aquellos días, proponer a los vecinos trabajarla para ellos, para obtener a cambio, algunos vegetales que, por cierto, le encantaban. Canjeaba su tiempo y esfuerzo con los vecinos a manera de pago.
Él cultivaba maíz, alubias, guisantes, calabacines, pepinos y ajos. Y nadie cultivaba dalias más grandes que mi abuelo.
Mientras trabajaba a su lado, a él le encantaba contar la historia de un hombre llamado Giuseppe (Joe) y su esposa, que se mudaron a una nueva granja con sus tres hijos. Se estaban asentando en la nueva comunidad, cuando un granjero vecino le dijo a Joe que parecía oro el polvo de su nueva propiedad.
Joe interpretó esa declaración como que había oro de verdad en la tierra. Pensó para sí: “Tengo tres hijos saludables; les pondré al tanto de ello”.
Efectivamente, les dijo a sus hijos que había oro en su nueva propiedad. No vale la pena decir que, sus hijos se hicieron rápidamente cargo del asunto, para trabajarlo en su hipotético beneficio personal, "justo en su propia tierra". 

Se hicieron sueños de qué harían cuando hallasen oro. Cada uno tenía una visión distinta y, aunque eran bastante jóvenes, tomaron un enfoque muy profesional en la excavación del oro.
Comenzaron por una esquina de una considerable anchura, y continuaron hasta llegar al final. Una vez que llegaban a un límite de la propiedad, comenzaban otra franja en otra dirección. Y se dieron cuenta que buscar oro era divertido. Este procedimiento siguió durante unos seis meses y aún no habían recorrido toda la propiedad.
Mientras tanto, Joe pensó en sembrar algunos cultivos en el área en la que la tierra había sido removida a fondo. Sembró maíz, tomates, patatas y cebollas. Mientras, sus hijos continuaron excavando el terreno, decididos a hallar oro. Cuanta más tierra estuvo disponible, Joe sembró más cultivos. 

A resaltar que, Joe nunca había sembrado antes, pero siempre había soñado con hacerlo.
Por cada cultivo distinto, cuando estuvo listo para ser cosechado, Joe se dio cuenta de que había mucho más de lo que él y su familia, jamás podrían comer... Uno de los vecinos de Joe sugirió que pusiese un puesto de vegetales. Joe y su esposa lo hicieron, lo llamaron “Vegetales de Joe y Familia”.
Joe tuvo que dejar algunos cultivos en la tierra, porque tenía más que suficientes para llenar la demanda del puesto de vegetales.

 ¿Qué estaban haciendo los hijos de Joe mientras tanto?

 Todavía seguían trabajando la tierra, aún después de haber terminado la parcela completa. Comenzaron de nuevo, en la esquina original, trabajando en el material sembrado sobrante, se mantenían en su búsqueda del oro.
Este proceso continuó durante años, y Joe y su esposa se hicieron bastante ricos como consecuencia de su pequeño puesto de vegetales. Hasta tuvieron la posibilidad de enviar a sus hijos a la universidad, aunque estos no fueron, sencillamente, porque querían saber cómo hallar oro.
¿Recuerdas cuando al comienzo de la historia, el vecino le había dicho a Joe que había oro en su tierra? Bueno, la verdad es que la comprensión de Joe del idioma inglés era todo menos perfecta. Su nuevo vecino y amigo, en realidad le dijo que su tierra tenía un suelo rico. Así que, pueden imaginar de dónde se originó el concepto del oro.


¿Se hicieron esclavos de la excavación lo hijos de Joe? No, fueron inspirados a tener, porque tuvieron visiones de lo que con el dinero podrían hacer, no se enfocaron en el dinero en sí.
¿Habrá una manera de llevar esta historia a un nivel superior? Sí. Vamos a ver, Dios nos da la oportunidad; algunas veces cuelga la zanahoria frente a nosotros para inspirarnos. En esencia, los hijos de Joe fueron inspirados con la posibilidad de hallar oro en la tierra.
Algunos de ustedes, seguro, sacarán sus propias lecciones, pero aquí hay una a considerar. Vayamos y asumamos que hay oro en todos nuestros desafíos y reveses, para que podamos ser inspirados en motivarnos a nosotros mismos, permitamos a Dios proveer todo lo que necesitamos y algo más. Dios nunca nos dejará a un lado mientras nosotros no nos rindamos.
Y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel. Éxodo 3:17
Por eso os he dicho: Vosotros poseeréis su tierra, y yo mismo os la daré para que la poseáis, una tierra que mana leche y miel. Yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que os he apartado de los pueblos. Levítico 20:24

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