Un
grupo de científicos buscaban la clave del éxito.
Comprendían
que no dependía de la inteligencia
que
pudiera poseer una persona o de su preparación
académica, ya que muchos individuos de gran
coeficiente
intelectual, trabajan para empresarios que
no culminaron
sus estudios o no tienen tanta
preparación.
Dedujeron también, que no estaba
relacionado
con el atractivo físico o el buen estado de
salud
de la persona. Después de varios años de
investigación, comprendieron que la clave del éxito
consistía
en la actitud más que en la aptitud.
Estudiaron
a cien niños de 4 años. A los niños se les
puso
en una habitación con una golosina, y les dijeron
que, si
esperaban 20 minutos antes de comérsela,
obtendrían
una segunda golosina, y entonces,
podrían
comerse las dos. En el salón donde se hizo el
estudio,
había cámaras que revelaban quiénes se
comieron
de inmediato la golosina, y quiénes esperaron.
14
años después volvieron con los niños, y se demostró
que
quienes tuvieron la capacidad de esperar los 20
minutos, fueron mucho más exitosos en comparación
al
resto del grupo.
¿Cuál
era la razón del éxito y que relación tenía con el
estudio
al que fueron sometidos en su niñez?
Ellos, desde pequeños, demostraron tener esa actitud
que
conduce al éxito. Y ésta, consiste en sacrificar o
abstenerse
de cosas en el presente, a fin de lograr algo
mejor
en el futuro. Esta mentalidad lucha con la
mentalidad
tercermundista que piensa en buscar lo más
fácil
y cómodo, el placer momentáneo, sin tener miras a
largo
plazo. Este es un estilo de vida que, impulsa lo contrario
al
ejemplo mencionado, manifestándose en una actitud que
fomenta
la gratificación inmediata, a expensas del futuro. Pero si
deseas
algún tipo de avance en tu vida, debes ser liberado
de esa
mentalidad. Las escrituras están repletas de
hombres
y mujeres que sacrificaron el presente, a fin de
crear
un futuro mejor.
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