Para los padres, un hijo es lo más preciado y, en el caso de las madres, la relación con su hijo/a empieza en el vientre, donde se van formando lazos afectivos con el pasar de los meses de gestación. En cambio, para el padre es necesario pasar tiempo con el bebé para crear esos lazos. Pero en ambos casos, es indiscutible que en muy poco tiempo, esos pequeños niños, se ganan el corazón de sus padres por completo. Por eso, cuando enferman, los padres buscan ayuda con desesperación.
Jairo pasó una gran prueba de fuego, lo más preciado para él, su hija, había enfermado y muerto. Sin embargo, Dios respaldó su esperanza en el poder que Jesús tenía para sanarla. Él creyó, cuando el Maestro le dijo “No temas, cree solamente”, y su hija sanó y volvió a la vida.
El Señor nos invita a acudir a Él en todo tiempo y más aún, cuando todo parece haber acabado, para que por medio de la fe, recibamos los milagros que nos tiene preparados.
Si tu fe está a punto de caer, y las circunstancias te hacen ver que no hay nada que hacer, no te desanimes. Muchas veces son necesarias las pruebas para que nuestra fe se active y experimentemos el poder de Dios.
¡No te rindas hasta ver la mano de Dios en tu situación!
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