domingo, 13 de abril de 2014

El amor

11 Porque éste es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros. 12 No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató?  Porque sus obras eran malas, y las de su hermano eran justas. 13 Y no os maravilléis, hermanos, si el mundo os aborrece. 14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano permanece en muerte. 15 Todo aquel que odia a su hermano es homicida, y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permaneciendo en él. 16 En esto hemos conocido el amor: en que él puso su vida por nosotros. También nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. 17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve que su hermano padece necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo morará el amor de Dios en él? 18 Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y de verdad. 1 Juan 3:11-18

El mandamiento y el mensaje (11 Porque éste es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros.)
El amor es el mensaje, es decir, la doctrina, el contenido de la Enseñanza. El amor es también el mandamiento. El amor bajo esta perspectiva, es una característica de la persona de Cristo, su ministerio profético o magisterial, que nos lleva al entendimiento de la verdad. Su ministerio real, desde otra perspectiva, decreta su voluntad, establece su precepto, que se cumple en el amor.

Juan, entonces, hace un paréntesis:

La forma del amor (12 No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató?  Porque sus obras eran malas, y las de su hermano eran justas 13 Y no os maravilléis, hermanos, si el mundo os aborrece.)

El texto distingue el amor real del falso amor. Hay una forma de obrar que no puede ser amor. Es la conducta de Caín, que implica un propósito saturado de egoísmo. 
Caín y su hermano se proponen adorar. Caín y su hermano van a ofrecer un sacrificio, y ambos tienen intereses religiosos. La mención a Caín es relevante porque no enfatiza la religión contra el ateísmo; Juan podría haber usado un personaje de los gentiles, pero Caín nos lleva a los orígenes...: La religión es incompatible con el odio. La religión, y sus pretensiones de adoración al Dios verdadero, es incompatible con el odio. Los hombres que condenaron a Jesús eran religiosos que rendían culto, al menos externamente, al Dios de Abraham. Pero ellos, al igual que Caín, no podían amar verdaderamente porque sus obras eran malas. Por contra, las del hermano de Caín eran justas. En el texto anterior, se ha mencionado que la señal del discípulo verdadero es la justicia y el amor. Caín no podía amar porque su naturaleza estaba caída (era del maligno), y porque no había justicia en él. (Es imposible en la carne amar: el orgullo no acepta la reprensión, la codicia bloquea la generosidad, la lujuria bloquea la amistad). "Y no os maravilléis de que el mundo os aborrece..." El mundo aquí es una ampliación de Caín, injusto e incapaz de amar.

Como contraste, el origen del amor no está en una religión, sino en la creencia en Él, en la relación salvadora con Cristo. Juan está proponiendo una composición cristológica del amor. El amor se hace patente como una obra de Dios y no como una obra del hombre: 14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos.  El que no ama a su hermano permanece en muerte. 15 Todo aquel que odia a su hermano es homicida, y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permaneciendo en él.

Amor y oficios de Cristo: el sacrificio

(16 En esto hemos conocido el amor: en que él puso su vida por nosotros. También nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. 17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve que su hermano padece necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo morará el amor de Dios en él? 18 Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y de verdad)

La cristología del amor se completa con su vivencia. No basta el mandato ni la norma para decir que se ama. Es necesario la vivencia con el sacrificio de la cruz. Jesús enseña y manda el amor que ha venido viviendo desde el pesebre, pasando por el bautismo, luego la comunión, hasta el calvario y finalmente, la cruz.

¿Qué es verdaderamente el amor? Tomar la cruz, éste es el acto verdadero de amor. No de un modo simbólico sino tangible y real, comenzando por nuestros bienes. No es el amor de las palabras sino el de la verdad. 

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