Pepe era el tipo de persona que te encantaría ser.
Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando
alguien le preguntaba cómo le iba, él respondía: “Si pudiera estar mejor,
tendría un gemelo”.
Era un gerente único. Tenía varias camareras que le habían seguido de
restaurante en restaurante. La razón por la que las camareras seguían a Pepe no
era porque fuera más o menos guapo, sino por su actitud. Era un motivador
natural: si un empleado tenía un mal día, Pepe estaba ahí para decirle al
empleado cómo ver el lado positivo de la situación.
-No lo entiendo… no es posible ser una persona positiva todo el tiempo,
¿cómo lo haces? Pepe respondió:
-Cada mañana me despierto y me digo a mí mismo: Pepe, tienes dos
opciones hoy: puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de
malhumor. Escojo estar de buen humor. Cada vez que sucede algo malo, puedo
escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello. Cada
vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo
señalarle el lado positivo de la vida. Escojo enseñarle el lado positivo de la
vida.
-Sí claro, pero eso no es tan fácil.
-Si lo es, dijo Pepe. Todo en la vida consiste en elegir. Cada
situación es una elección. Tú eliges cómo reaccionas a cada situación, tú
eliges cómo la gente afectará tu estado de ánimo, tú eliges estar de buen o mal humor. En resumen: “TÚ ELIGES CÓMO VIVIR LA VIDA”.
Su amigo reflexionó en lo que Pepe le dijo. Poco tiempo después inició
su propio negocio. Perdieron contacto, pero con frecuencia pensaba en Pepe
cuando tenía que tomar una elección en la vida, en vez de reaccionar a ella.
Varios años más tarde, se enteró de que Pepe hizo algo que nunca debe
hacerse en un negocio de restaurantes: Dejó la puerta de atrás abierta una
mañana y fue asaltado por 3 ladrones armados. Mientras trataba de abrir la caja
fuerte, su mano, temblando por el nerviosismo, resbaló de la perilla de la
combinación. Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon.
Con mucha suerte, Pepe fue encontrado relativamente pronto y llevado de
urgencia a una clínica. Después de 18 horas de cirugía y semanas de terapia
intensiva, fue dado de alta aún con fragmentos de bala en su cuerpo.
Me encontré con Pepe seis meses después del accidente, y cuando le
pregunté cómo estaba, me respondió: “Si pudiera estar mejor, tendría un
gemelo”. Le pregunté qué pasó por su mente en el momento del asalto. Contestó:
“Lo primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta
de atrás. Cuando estaba tirado en el piso recordé que tenía 2 opciones. Podía
elegir vivir o podía elegir morir. "Elegí vivir”.
-“¿No, sentiste miedo?”, le pregunté. Pepe continuó:
–Los médicos fueron geniales. No
dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y
vi las expresiones de las caras de los médicos y enfermeras, realmente me
asusté. Podía leer en sus ojos: es hombre muerto. Supe entonces que debía tomar
una decisión.
-¿Qué hiciste?
-Bueno… uno de los médicos me
preguntó si era alérgico a algo, y respirando profundamente dije: “Sí, a las
balas”. Mientras reían les dije: “Estoy escogiendo vivir… opérenme como si
estuviera vivo, no muerto”.
El caso es que Pepe vivió por la maestría de los médicos, pero sobre
todo por su asombrosa actitud. Aprendió que cada día tenemos la elección de
vivir plenamente o no hacerlo así. Nuestra ACTITUD, al final, define nuestro
horizonte.
Al final, la decisión de
•
Cómo eres
•
Cómo te ves
•
Cómo te sientes
•
Cómo vives
¡ES TUYA!
Y recordemos, hermanos que: “Solamente
se frustran aquellos que dejan de ver la parte positiva de sus resultados y de
la vida”.
Un abrazo y mis mejores deseos.
Fdo.: M. Gayo
No hay comentarios:
Publicar un comentario