Hoy, viajando en un autobús, vi una hermosa muchacha de cabello de color oro,
y expresión de alegría; envidié su hermosura.
Al bajarse, la vi cojear. Tenía sólo una pierna, y apoyada en su muleta sonreía.
PERDÓNAME, SEÑOR,
CUANDO ME QUEJO.
TENGO DOS PIERNAS,
Y EL MUNDO ES MÍO
Fui después a comprar unos dulces. Me atendió un muchacho encantador.
Hablé con él; parecía tan contento, que aunque se me hubiera hecho tarde no me
hubiera importado, y al salir oí que decía: Gracias por charlar
conmigo... es Usted tan amable, es un placer hablar con gente como usted...
Ya ve, soy ciego.
PERDÓNAME, SEÑOR,
CUANDO ME QUEJO.
PUEDO VER, Y EL MUNDO ES MÍO
PUEDO VER, Y EL MUNDO ES MÍO
Más tarde, caminando por la calle, vi a un pequeño de ojos azules que
miraba jugar a otros niños sin saber qué hacer. Me acerqué y le pregunté: ¿Por qué
no juegas con ellos? Siguió mirando hacia delante sin decir una palabra... Entonces
comprendí que no escuchaba.
PERDÓNAME, SEÑOR,
CUANDO ME QUEJO.
YO PUEDO ESCUCHAR, Y EL MUNDO ES MÍO
YO PUEDO ESCUCHAR, Y EL MUNDO ES MÍO
Tengo piernas para ir a dónde quiero...
Ojos para ver los colores del atardecer...
Oídos para escuchar las cosas que me dicen.
Ojos para ver los colores del atardecer...
Oídos para escuchar las cosas que me dicen.
PERDÓNAME, SEÑOR,
CUANDO ME QUEJO.
LO TENGO TODO, Y EL MUNDO ES MÍO
LO TENGO TODO, Y EL MUNDO ES MÍO
... NO LE DIGAS A DIOS CUÁN GRANDE ES TU
PROBLEMA...
DILE A TU PROBLEMA ¡CUAN GRANDE ES TU DIOS!
DILE A TU PROBLEMA ¡CUAN GRANDE ES TU DIOS!
Díselo a alguien
que quiera saber cuán grande es Dios.
Fdo.: M. Gayo
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