“Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”. Lucas 13:22-24.
A la pregunta “¿Son pocos los que se salvan?”, Jesús responde: esfuércense, porque muchos procurarán entrar y no podrán. ¿Qué significa esto?, ¿por qué muchos procurarán entrar y no podrán?
Debemos entender primero que la puerta es angosta, y esto se debe a que Jesús es la única puerta, no hay otras. He aquí la respuesta a por qué muchos no podrán entrar: eligen que llegarán al cielo utilizando otras puertas y no la verdadera y única que es Jesucristo.
Pero entrar por la verdadera puerta tiene un requisito: el arrepentimiento. Nadie podrá entrar si no está dispuesto a arrepentirse y cambiar su estilo de vida. Aquí es donde las palabras de Jesús cobran vida porque muchos procurarán entrar sin arrepentirse, y como consecuencia, no podrán y se perderán.
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”. Mateo 7:13-14.
Muchas personas eligen la puerta ancha porque no demanda arrepentimiento a nadie, ni una vida sacrificial. Ofrece placeres y satisfacción para uno mismo, no condena el pecado, hace que la vida sea más placentera. Y no quieren venir a Jesús porque no están dispuestos a renunciar a esa comodidad.
Lo más triste de todo es que muchos procuran llegar al cielo con buenos deseos, pero no es suficiente. Cuando alguien muere, la expresión más utilizada por muchas personas que no conocen a Dios es: “Se fue al cielo” o “Ahora está con el Señor”. Sin embargo, la palabra de Dios dice que es necesario conocer a Jesús como Salvador, llevar una vida como Dios demanda, en Santidad y rectitud de corazón, luchando cada día contra el pecado que nos aleja de Dios.
Querido(a) amigo(a), debes examinar tu vida cada día y ver si estás llevando una vida de arrepentimiento, santidad, rectitud de corazón, y comunión con Jesucristo.
Si no es así, es el momento de tomar la decisión de arrepentirte, de disponer tu corazón hacia Dios y pedirle que te ayude a llevar una nueva vida.
¿Quieres ir al cielo? ¡Esfuérzate por entrar por la puerta angosta y sigue sus pasos!
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