“Sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en la medio de la cual resplandecen como luminares en el mundo” (Filipenses 2.15).
¿Se ha pregunto usted alguna vez quiénes aparecerían en el libro de la historia de la humanidad, como las personas de más influencia en el mundo? Primera a los Corintios 1.27,28 ofrece una clave cuando nos dice que el Señor ha escogido lo débil y lo necio del mundo para avergonzar a los fuertes y los sabios. Este principio es parte de la trama de la historia bíblica.
Una prostituta llamada Rahab era una elección acertada, y se convierte en un antepasado del Mesías. Una viuda llamada Rut, escoge al Dios de Israel y se convierte en la bisabuela del rey David. Una mujer estéril llamada Ana, le da su alma a Dios y llega a ser la madre del profeta Samuel.
Un hombre llamado Abram responde a Dios, deja a sus parientes atrás y se convierte en el padre de todos los creyentes. Una mujer llamada María derrama un costoso perfume sobre la cabeza de Jesús y se hace acreedora de un efigie eterna en la corriente de la historia.
¿Quiénes son, en realidad, las personas de influencia en este mundo?, y no se fíe de las apariencias externas.
Quienes tienen un impacto real son aquellas que lo dejan todo para seguir a Jesús; son los hombres y las mujeres que han demostrado ser “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en la medio de la cual resplandecen como luminares en el mundo” (Fil 2.15).
Puede ser que usted piense que su luz no es muy brillante según los estándares de este mundo, pero cuando Dios le llama a ser un luminar, puede darse el lujo de coincidir con Él y de seguir brillando.
Quienes tienen un impacto real son aquellas que lo dejan todo para seguir a Jesús; son los hombres y las mujeres que han demostrado ser “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en la medio de la cual resplandecen como luminares en el mundo” (Fil 2.15).
Puede ser que usted piense que su luz no es muy brillante según los estándares de este mundo, pero cuando Dios le llama a ser un luminar, puede darse el lujo de coincidir con Él y de seguir brillando.
Tome la mejor decisión, reciba a Jesucristo como su único y suficiente Salvador. Es la mejor decisión que podrá tomar.
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