sábado, 11 de enero de 2014

Orden

Suele pasar que tenemos en nuestra casa alguna habitación desordenada y si sólo fuera una... Esto crea un mal aspecto a todo el hogar. Si llegara una visita inesperada, nos sentiríamos incómodos de que viera nuestro desorden y hasta reaccionaríamos con vergüenza, por no haber sido más diligentes en la tarea de poner orden en nuestra casa.
Hand holding a key against a blue sky
Quizás nuestra reacción instintiva, sea cerrar la puerta para que nadie vea esa habitación con tanto desorden, pero interiormente sabemos que esto no resuelve el problema, que sólo lo posterga para más adelante.
Cuando no mantenemos en orden alguna faceta de nuestra vida, esto llega a afectarnos en todo nuestro ser. Por ejemplo, cuando nos excedemos con el trabajo, llegamos a un punto de estrés que afecta a nuestras relaciones interpersonales. Y por el contrario, si descuidamos el trabajo podemos ser despedidos, afectando también a nuestra familia.
Pero en el momento que recibimos a Jesús como nuestro Salvador, y le entregamos las llaves de nuestro corazón, Él comienza a poner orden en todas las áreas de nuestra vida.
Sin embargo y curiosamente, muchas veces levantamos una barrera que impide la ayuda de Dios. Ya sea por vergüenza o porque creemos que no necesitamos de su ayuda, simplemente cerramos la puerta y el desorden interno continúa.
El Señor sabe perfectamente traer orden a nuestra vida, conoce cada habitación de nuestro ser, y sólo necesita que abramos esa puerta y le permitamos hacer su obra.
“He aquí yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta entraré a él” Apocalipsis 3:20
Puede que no puedas superar alguna adicción o tengas un mal hábito que te está perjudicando, o posiblemente aún no ves los frutos de tu esfuerzo. ¿Será que todavía existe alguna habitación en tu corazón a la cual Dios no tiene acceso? ¿Le has entregado todas las áreas de tu vida para que Él pueda traer orden?
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.” Salmos 139:23-24
Comienza este año buscando el orden de Dios en tu vida, permite que Él sane esa vieja herida, busca su ayuda para esa constante debilidad, déjale que pueda transformarte completamente. De esta manera será un año nuevo con un corazón renovado.
Despójate de prejuicios, de cualquier vergüenza y dale las llaves a Dios.

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