Todos afrontamos problemas, ante los que muchas veces nos sentimos impotentes, buscando solucionar por cualquier medio estas situaciones desfavorables. La ansiedad progresa en nuestra mente y comenzamos a experimentar una serie de reacciones: nos preocupamos en demasía, no dormimos bien, la paciencia se agota, la incertidumbre crece y nos desquitamos volcando toda nuestra frustración y enojo con personas que nada tienen que ver con nuestro problema.
Al sentirse de tal manera, muchos buscan hablar con un familiar, un amigo o con alguien que pueda ayudarles a salir de su actual estado. Pero aún con sus buenas intenciones, quizá no puedan hacer mucho para lograr nuestro bienestar.
Nada mejor que ir ante el que sí puede producir un cambio en nuestra vida, quien tiene poder y autoridad para solucionar cualquier situación. Ir ante Dios en oración podrá darte paz y dirección. El Rey David, en medio de sus muchas aflicciones, acudió en oración a Dios; el Salmo 27:7 nos muestra cómo se dirigió a Él: “Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; ten misericordia de mí, y respóndeme.” El Señor oye, se conmueve y actúa. Es así, como después David afirma “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová.” Salmos 27:13-14. Quienes esperan en Dios tienen un buen motivo para ser valientes.
Es momento de que hagas memoria de cuántas situaciones te libró Dios, de cuántas veces acudió en tu ayuda. Seguramente, si te pones a pensar todas las veces que intervino a tu favor, te sorprenderás y te llenarás de gratitud. Pero además, crecerá tu fe al saber que igual que hizo en el pasado lo volverá a hacer en el presente. Su poder no ha disminuido desde entonces. Igual que te libró de otras situaciones, te dará la victoria frente a tu actual problema.Quizás los amigos ya no están, asustados por tu nueva situación; no soportando tanta angustia han tomado otro camino. Entonces te sientes solo, sin la reserva emocional que antes tenías. Sin embargo, en los tiempos más difíciles de tu vida todavía cuentas con un Dios que te ama incondicionalmente, que aunque otros te dejen y se aparten, Él permanece fiel.
Encomiéndale a Dios en oración aquello que hoy te roba el sueño, que te llena de ansiedad y preocupación. Él te dará la paz y la guía para que una vez más puedas salir victorioso sobre toda circunstancia. Confía sólo en Él y Él hará.
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