7:12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad.
7:13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.
7:14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.
7:15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
7:16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y Dios ha visitado a su pueblo.
7:17 Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.
7:18 Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus discípulos,
7:19 y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?
7:20 Cuando, pues, los hombres vinieron a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?
7:21 En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista.
7:22 Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;
7:23 y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí.
Lucas 7:11-23
¡Cuántos de nosotros hemos experimentado el dolor de una despedida de un ser amado que se va lejos! Tal vez aquellos padres que han despedido a sus hijos que se casan, puedan expresar muy bien el sentimiento que esto produce en nuestro corazón. Es el vacío de alguien que se va.
Si ese hijo(a) te vuelve a visitar, te dará una gran alegría volver a verle y puedes pasar con él un rato muy agradable en ese reencuentro.
Dios parecía lejos de su Pueblo. Según algunos estudiosos de las escrituras, fueron 400 los años que pasaron entre Malaquías (último libro del Antiguo Testamento) y Mateo (Primero del Nuevo), 400 años en que se predicaron interpretaciones egoístas y vanas de hombres corruptos, en lugar de la verdad de Dios (algo parecido a la Edad Media y nada alejado de muchas realidades de la actualidad).
Parecía que Dios no estaba por ninguna parte, parecía que Dios estaba ausente y las personas estaban clamando en su interior por Él. De hecho esto siempre ha sido así; actualmente vemos a personas, que aunque no lo reconozcan, necesitan a Dios para que llene el vacío de sus corazones.
Cuando Jesús vino a la Tierra, Dios estaba visitando a su Pueblo. Por fin había llegado Aquél que les estaba enseñando palabras de Justicia y de Verdad de parte de Dios; por fin había llegado el final para ese tiempo de oscuridad y confusión; por fin había llegado el tiempo de que la Luz de Dios alumbrara en la Tierra y de que el Cielo se acercara a nosotros.
El gozo del pueblo es comparable, con aquél que recibe la visita de alguien que había estado esperando mucho tiempo. Las palabras de Jesús retumbaban en los corazones de aquel tiempo y en los corazones de todos aquellos que hoy quieran escucharle.Jesús hacía muchos milagros. Los ciegos recibían la vista, los enfermos eran sanados, los muertos eran resucitados, los paralíticos caminaban, los sordos oían, los esclavos eran libres, los que tenían hambre de Dios eran saciados....
Lo hermoso de todo esto es que no es una fantasía, ni tampoco debemos pensar que sea propio de otro tiempo. ES REAL Y SIGUE PASANDO HOY.
Si no has recibido a Jesús como tu Salvador, debes saber que es real y que puede saciar todos los vacíos que hay en tu alma si te entregas de corazón a Él. Dile: Señor Jesús, ¡Visítame!, ¡ven a mi vida!, ¡te necesito! Creo que sólo Tú puedes saciar la sed de mi alma, creo en ti y creo que resucitaste, y eres la esperanza que necesitaba. ¡Sálvame y alumbra con tu luz en mi oscuridad! ¡Ayúdame!, pues te necesito. Amén.
Si ya has recibido a Jesús como tu Salvador, puedes ser luz en la vida de otras personas. La luz de Jesús brilla a través de ti, pero para eso debes negarte a ti mismo y vivir la vida de acuerdo a su Palabra. Negarse quiere decir hacerse a un lado y dejar que Jesús haga lo que quiera y te guíe por su camino.
Cuando creemos en Jesús y le obedecemos, nos convertimos en ciudadanos de su Reino, en hijos de su Padre y en sus amigos; y podremos hacer cosas aún mayores que las que Él hizo a través del Espíritu Santo que nos ha dado.
QUE NUESTRAS PALABRAS Y OBRAS IRRADIEN LA LUZ DE JESÚS A OTRAS PERSONAS. QUE EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO SE MANIFIESTE EN TU VIDA, PARA SER LUZ DE VIDA PARA TANTAS PERSONAS QUE CLAMAN POR UN MILAGRO Y QUE CLAMAN POR DIOS.
DIOS TE BENDIGA.
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