A veces estamos a la espera de que se solucione cierta situación, queremos que las cosas cambien, pero al mismo tiempo no hacemos nada, y en esa “espera” nos encontramos envueltos en la comodidad de dejar que “pase lo que tenga que pasar”, pero cuando vemos que nada cambia comenzamos a buscar culpables de todo a nuestro estado.
Es difícil para el ser humano tomar la iniciativa para solucionar un problema, en especial cuando es con otra persona; esperamos que sea la otra parte la que pida disculpas o haga algo para que todo termine en paz. Pero ¿dónde queda lo que nosotros estamos dispuestos a hacer?, ¿será que preferimos estar disgustados antes que hacer algo al respecto?; soluciones como esta sí están en nuestras manos, podemos ser los valientes que terminen con todo lo que nos incomoda.
Otras veces estás esperando a que algo cambie tu situación, y en la espera te encuentras solo, observando sin hacer nada al respecto, como esperando que algo suceda repentinamente y pases de tu actual estado a otro. Sí, es cierto que Dios puede hacer todo lo que puedas imaginar, pero hay ocasiones en las que también hay que actuar, no dejar que pase el tiempo y empeore la situación, sino tomar la iniciativa y la determinación de actuar antes de que sea tarde.
Quizá estás esperando el momento en que Dios o la misma vida ponga el tiempo perfecto para actuar en tu situación, pero… ¿estás seguro de que ese tiempo no ha pasado ya mientras esperabas?; seguro que si le preguntaras a Dios si es momento de que fuera y te solucionara ese problema familiar o personal, ni siquiera terminarías de formular la pregunta cuando Él ya te estaría respondiendo: SIEMPRE ES TIEMPO.
Mas hay soluciones que tú mismo tienes en tus manos, cosas por las que no tienes que esperar a que pase más tiempo para que se solucionen, porque la espera misma del momento “perfecto” puede derivar en un momento trágico, que tal vez te quite la oportunidad por completo, es decir, HOY tienes un momento para actuar, pero mañana no lo puedes asegurar.
Tú puedes tomar hoy la decisión de terminar con todo lo que te preocupa, con eso que tanto mal te ha hecho; a veces es necesario tener el valor y la humildad de ser quien dé el primer paso. A pesar de no ser responsable de lo que sucede, la gran respuesta que esperas puede estar escondida detrás de sólo una decisión, la decisión de comenzar por ti mismo el cambio que tu vida necesita.
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