En los tiempos de las grandes haciendas ganaderas a veces se ataba un pequeño burro a un caballo salvaje.
Entonces, ambos eran soltados juntos hacia el desierto. Corcoveando furiosamente, el caballo salvaje tiraba y sacudía al pequeño burro, arrastrándolo como una bolsa de patatas.
Sin embargo, cuando ambos regresaban algunos días después, primero aparecía el pequeño burro, trotando de regreso hacia la hacienda, con el sumiso corcel a rastras.
En algún lugar del desierto, el caballo quedaba exhausto al tratar de liberarse del burro y en ese momento, el burro se convertía en el amo de los dos. El lento, paciente e insignificante animal se convertía en líder del otro, más rápido, más inconstante y más apreciado.
Las personas pacientes, comprometidas, metódicas y trabajadoras pueden encontrarse con la acometida de aquellos que son más revoltosos en su trabajo. Pero al final tienden a lograr más, ascender más alto, y ganar mayor respeto que sus colegas y que aquellos que trabajan a sus órdenes.
Elija hoy ser paciente y calladamente decidido, y el mañana le recompensará.
La paciencia es amarga pero su fruto es dulce.
Hebreos 10:36
Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario