lunes, 23 de diciembre de 2013

¿Notaste mi ausencia? - Devocional

Esta es una historia que tal vez nos ayude a preocuparnos un poco más por quienes están en nuestro entorno. 
Luciana era una mujer que tenía varias alumnas a las que enseñaba sobre Cristo y su amor cada fin de semana. Un día notó que una de sus estudiantes, de nombre Sarita, se había ausentado ya tres clases y los padres de la niña no conocían de Dios. Entonces, pensó en ir a visitarla, pero tenía por delante una semana muy ocupada, por lo cual lo postergó para algún día de la semana siguiente. Pero durante esos días tuvo que atender a parientes que la visitaban, y así fue pasando el tiempo hasta que se dio cuenta que había descuidado a sus alumnas, y al ver que Sarita ya no asistía a clases, se decidió y fue a buscarla a su casa.
La mamá de su alumna abrió la puerta, y pregunto quién era. Luciana sólo dijo:- soy la maestra de Sarita, la que le da clases los fines de semana.
La mamá, con actitud de tristeza, le dijo: Así que es usted su maestra, mi hija la ha estado esperando durante todo este tiempo. Entonces la maestra con una gran sonrisa intentó pasar, pero la mamá la detuvo diciendo “Sarita tuvo un accidente, lleva un mes muy mal en el hospital, y a lo largo de todo este tiempo ella no paraba de creer que usted iría a verla“. La maestra fue a ver Sarita al Hospital y pudo orar con ella, darle su apoyo, pues tenía un diagnostico muy grave. Las oraciones y el apoyo que ella pudo darle fueron muy importantes para que la niña tuviera más fuerzas y fe en Dios, logrando salir de aquel estado.
Tal vez necesitamos ordenar más nuestras prioridades y las necesidades de los demás, pues si la maestra hubiera demorado más la visita a su alumna, posiblemente se habría encontrado con un final triste o no se hubiera dado cuenta de que ella era muy importante para esa niña.
Puede ser que nosotros pensemos que no somos importantes para nadie, que pasamos desapercibidos y que no podemos impactar en ninguna vida. Sin embargo, tú eres muy importante no sólo para Dios, sino también para muchas otras personas; si dedicamos nuestro tiempo para hacerlas sentir amadas, estaremos cumpliendo el propósito por el que Dios nos tiene en esta tierra.
Es hora de que abras tus ojos, hay mucha gente que está esperando algo de ti, pues te considera importante y especial para su vida.
“Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero !Ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. “Eclesiastés 4:10
Si notas que alguien ha dejado de verte o asistir a los lugares donde desarrollas alguna actividad, no llegues tarde a socorrerle, búscale, no pongas tu atención primero en las cosas externas y momentáneas, que al final lo que más importará es lo que hiciste y la huella que dejaste en él.
“Supongamos que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de ellas. ¿No deja las noventa y nueve en el campo y va tras la oveja perdida hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, lleno de alegría la carga en los hombros” Lucas 15:4-5
Dicen que nunca es tarde cuando la intención es buena, pero cuando Dios es quien te manda cumplir algo en ese momento, no debemos esperar, pues puede que cuando ya estemos dispuestos sea tarde para hacerlo.

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