“Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. Semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.”
Santiago 1:6-8
Las personas que se hacen los "espirituales" y quieren razonar todo, no se dan cuenta que están creando la duda dentro de lo que Dios ha prometido a su vida. A Dios o se le cree o no, no hay otra opción.
Usted sabe que con Dios y la fuerza de Dios va a tener victoria. Goliat era grande, peligrosísimo y atemorizaba, pero David fue a él y pasó por encima de todo eso. Le dijo: “yo vengo contra ti en el nombre de Jehová de los ejércitos”; yo no vengo en nombre de este ejército que cada día te tiene más miedo. Yo vengo en nombre del que no le tiene miedo a nada y yo no le tengo miedo a nada porque yo le creo a Dios.
Usted no tiene que darle chance a la duda para nada, hay que creer. Porque si no, es como las olas del mar, que van y vienen. Un día en la casa de Dios, otro día en el mundo. Recuerde que de toda semilla que haya sembrado le viene cosecha, y Dios no es ajeno a su cosecha, Él es el Señor de la cosecha.
Él es el proveedor de la salud, es el que bendice su vida y su hogar y está preparando familia bendita para sus hijos. Sus hijos no van a fracasar en la familia, tendrán familias exitosas y serán el modelo de Dios para el mundo perdido. No es el mundo quien se traga a sus hijos, son sus hijos los vencedores sobre el mundo. Si usted permanece enfocado en la Palabra de Dios, usted no es de doble ánimo, no tambalea, no se rinde, no fracasa. No se complique porque no funcionó alguna cosa hasta ahora porque ahí da lugar a la duda.
Enfóquese en Dios y mire de qué manera se levanta para vivir la vida feliz que le pertenece. En su espíritu está todo otorgado y en el pacto están todos los beneficios. El Dios de pactos tiene cosas grandes para su vida. Crea que Dios está de su lado para proveerle, ayudarle, bendecirle y protegerle. Dios es un Dios de desafíos y lo que Dios comenzó lo va a ir perfeccionando hasta completarlo.
Usted es digno de recibir toda la bendición, porque la sangre de Cristo le limpió completamente de todo pecado pasado, hizo su vida digna y le presentó delante del Creador de todas las cosas, el Dios de todo poder, para que pueda recibir todo lo que Cristo ganó al triunfar en la cruz del calvario. Todo le pertenece, y es digno de vivir esa vida.
Padre, dejaré de ser como las olas del mar que van y vienen y me afirmaré en ti para poder alcanzar todo lo que destinaste para mi. Comienzo creyéndote, en el nombre de Jesús, amén.
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