viernes, 8 de noviembre de 2013

La Vida es tomar Riesgos - Devocional

La realidad es que todo en la vida tiene sus riesgos. Si usted quiere evitarlos, no haga nada de lo que viene a continuación:
No conduzca un automóvil. Son la causa del veinte por ciento de los accidentes fatales.
No viaje ni por aire, ni en tren, ni por agua. El dieciséis por ciento de todos los accidentes ocurren en estas actividades.
No camine por la calle. El quince por ciento de todos los accidentes ocurren allí.
No permanezca en su casa. El diecisiete por ciento de todos los accidentes ocurren en la casa.
En la vida no hay lugar seguro ni actividad sin riesgos. 
Helen Keller, escritora, conferenciante y defensora de las personas limitadas físicamente, dijo: "La seguridad no es más que una entelequia, porque no existe en la naturaleza ni entre los hombres como una experiencia global. A la larga, evitar el peligro no es más seguro que exponerse a él. La vida es una aventura atrevida o no es nada".
Todo en la vida demanda riesgos.
Es cierto que usted corre el riesgo de fracasar si intenta algo audaz, porque puede perderlo. Pero también corre el riesgo de fracasar si se mantiene inactivo y no intenta nada.
G. K. Chesterton escribió: "No creo en un destino que cae sobre el hombre cada vez que actúa; pero sí creo en un destino que cae sobre él si no actúa".
Mientras menos se atreva, mayor será el riesgo de fracasar. Irónicamente, mientras mayor es el riesgo a fracasar (y realmente fallar), también son mayores las probabilidades de tener éxito.
Diligencia, actividad y atreverse a tomar riesgos, es el desafío constante que Dios presenta a sus hijos. Porque Él es Dios de riesgos y desafíos. Dios tomó riesgos al encarnarse y tomar forma de siervo para que nosotros conectáramos con Él. ¡Acepta hoy tus riesgos!
Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres.
Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, Filipenses 2:6-9

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