lunes, 16 de septiembre de 2013

Vivir con el Señor - Devocional - Vídeo

EL DESEO DE DIOS ES QUE VIVAMOS CON ÉL. 

DIOS TIENE UN PLAN GLORIOSO
Y HA CONSUMADO CINCO GRANDES HECHOS.

Nuestro Dios tiene un propósito y una obra. La Biblia revela que en la eternidad, pasada, Dios trazó un plan basado en Su propósito. Este plan fue hecho según el deseo del corazón de Dios. Dios tenía un deseo en Su corazón, y en conformidad con este deseo o beneplácito, Él hizo un plan glorioso en la eternidad pasada. Dicho plan puede parecernos bastante sencillo, pero intrínsecamente es, en verdad, ciertamente misterioso. Este plan consiste en que Dios se apoye en un grupo de personas como corporación que le contenten, a fin de que Él pueda ser expresado por medio de ellos.

El plan de Dios consiste en que Él se exprese a Sí mismo. Dios es un Dios misterioso y que no se ve. Aunque se busque en los cielos, en la tierra y en todo el universo, no es fácil encontrar a Dios. Parece como si hubiera muchas cosas en el universo, pero que Dios no estuviera entre ellas; sin embargo, sabemos que sobre todas las cosas y en medio de todas ellas, Dios sí existe. Dios es verdadero, real y viviente, pero está escondido y oculto. Dios está escondido, pero la Biblia nos muestra que Él desea ser expresado. Dios, en Sí mismo, está oculto de nosotros, pero al entrar en nosotros puede ser expresado, precisamente por medio de nosotros. Aunque Dios es un Dios que se esconde, nosotros podemos expresarlo; de hecho, Su expresión depende de nosotros. Éste es el deseo eterno del corazón de Dios. Esto es lo que Él ha dispuesto en conformidad con Su plan eterno.

Puesto que Dios tiene un plan, Él también trabaja para realizarlo. La Biblia comienza con un relato sobre la primera obra de Dios, la Creación, y termina presentándonos una ciudad llamada “la santa ciudad, la Nueva Jerusalén” (Apocalipsis. 21:2). Esta ciudad no es producto de la obra creadora de Dios, sino de Su obra edificadora. Dios comienza con la creación y termina con la edificación. La creación es Su primer paso, y la edificación es Su paso final. La creación efectuada por Dios tiene como fin el edificio de Dios, y éstas dos, la creación por Dios y el edificio de Dios, llevan a cabo el plan eterno de Dios y cumplen el deseo eterno de Su corazón.

Entre los dos extremos de la Biblia, es decir, entre la creación y el edificio, Dios toma cinco pasos principales y consuma cinco hechos principales, a saber: la redención, la regeneración, la transformación, la conformación y la glorificación. Debemos grabar estos cinco hechos principales en nuestro corazón. Debido a que éramos personas caídas, Dios vino a redimirnos; luego, después de efectuar la redención, Dios en el Hijo entró en nosotros para ser nuestra vida. Ahora, además de nuestra vida natural, tenemos una vida espiritual: la vida divina. Esta vida nos regeneró, haciéndonos nacer de nuevo. Una vez que hemos sido regenerados, esta vida, interiormente, comienza a transformarnos infundiendo en nosotros la propia naturaleza de Dios. Posteriormente, además de transformarnos, Dios da otro paso al conformarnos a Su imagen. Todos los creyentes obtendrán gradualmente la imagen de Dios y serán como Él. Finalmente, Dios nos introducirá en la gloria, en la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén es el edificio de Dios. 

Ésta es una visión panorámica de toda la Biblia. Al principio la Biblia habla de la obra creadora de Dios, y al final, habla del edificio de Dios. Entre estos dos extremos, la Biblia revela la obra que Dios realiza a fin de redimirnos, regenerarnos, transformarnos, conformarnos a Su imagen e introducirnos en la gloria. Ninguno de estos grandes hechos es según nuestro concepto religioso o natural.

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