jueves, 12 de septiembre de 2013

La Mujer Más Fea Del Mundo. - Crecimiento personal-espiritual - Vídeo

Lizzie Velasquez padece un raro síndrome, tan desconocido que no hay un diagnóstico claro y sólo se conocen otros dos casos en todo el mundo.
FeaEsta enfermedad le impide ganar peso, por lo que su aspecto físico es, literalmente, el de una persona en piel y huesos. Tiene 24 años y se dedica, como oradora de motivación, a dar conferencias, muchas de ellas en colegios e institutos, y a publicar libros, como su superventas "Be beautiful, be you" (Sé bella, sé tú misma).
Aquí recogemos una conferencia en la que explicó cómo se vio a sí misma, retratada e insultada en un vídeo en internet, su reacción y su confianza en Dios para afrontar esa situación, y las preguntas que le presenta su vida.
Abajo puede verse la transcripción de la práctica totalidad de sus palabras.

“Ese clic cambiaría mi vida”
“Estaba en casa, sentada ante el ordenador oyendo música en Youtube, y me di cuenta de que en la parte de la derecha, en los enlaces relacionados, había una foto que me resultó muy, muy familiar. Así que hice clic, sin saber que haciendo ese clic mi vida iba a cambiar completamente. Lo primero que vi fue mi imagen de cuando yo tenía once años, y el título de aquel vídeo era La mujer más fea.”
“¡Imaginen lo que es estar oyendo música tranquilamente, de repente encontrarse con tu propia foto y verte catalogada como la mujer más fea del mundo! Piensen cómo te puede hacer sentir eso. Imaginen luego que, después de ver ese terrible, terrible vídeo, ves que cuatro millones de personas también lo han visto. ¡Cuatro millones! Me sentí como si alguien me hubiese puesto ante la pantalla y me golpease una y otra vez, una y otra vez.”
“Seguí bajando por la pantalla y vi que había miles, miles y miles de comentarios. Me puse a leerlos uno tras otro y ninguno era positivo. ¡Ninguno! Esos comentarios me decían que le hiciese al mundo el favor de cortarme la cabeza, que saliese de casa con una bolsa en la cabeza, porque si no la gente que viese mi cara se volvería ciega, y otros me daban consejos sobre cómo suicidarme…”.
“Yo estaba entonces en el instituto. El vídeo me representaba cuando yo tenía once años, y esto también se decía en el mismo. Yo no podía comprender cómo alguien, fuese cual fuese su edad, podía hacer esto, decir cosas tan, tan terribles, sin saber si después esa misma persona las iba a oír. Lloré hasta dejarme los ojos leyendo esos comentarios.”
“Que se sientan mal”
“Mis lágrimas se transformaron después en rabia. Me lavé la cara, me puse ante el teclado, y quería responder a todos y cada uno de esos mensajes. No sabía qué iba a decirles, pero quería hacerles sentir mal, hacerles sentir mal por poner mi rostro en la pantalla y decir todas esas cosas horribles de alguien a quien ni siquiera conocían”.
“Pero luego me detuve y me di cuenta de que eso no valía para nada. ¿Qué ganaba con ponerme a su nivel? ¡Nada! Era empezar una batalla inacabable para no ganar nada. Así que no lo hice, y pasé un tiempo muy duro. Un tiempo duro de verdad, no les voy a mentir. Pero una tenue voz en mi cabeza, que yo sé que era Dios, me dijo: Déjalo pasar. Y es lo que hice. Fue muy duro para mí, muy difícil. Se lo dije a mis padres, que estaban en el jardín, y me dijeron: -Sigue siendo tú misma.- Y es lo que hice.”
“Seguí yendo al instituto, donde todo era maravilloso a pesar de este vídeo. Me gustaba encontrarme con la gente, me gustaba empezar cada día. Mi relación con Dios era mejor que nunca“.

“Me hiciste así por una razón”

“Dios, Tú me hiciste la mujer que soy por una razón. Tú me diste todas las luchas durante mi crecimiento para hacerme más fuerte. Me hiciste parecer diferente, para que yo pudiera ver una belleza que no es la que definen los medios de comunicación. Dios está actuando a través de mí para ayudarme a decirles algo”.
“Pero la única forma que tengo para cumplirlo, para continuar con ello el resto de mi vida, es mi fe, mi familia y mis amigos. La fe es lo primero en mi vida. Cuando pienso que Dios me dio el síndrome, antes lo veía como un cartel que decía Maldición, pero ahora veo lo que Dios me dio como un cartel sonriente y brillante que pone Bendición. Y siempre lo veré como eso.”
“Todos los "por qué" que me he preguntado, todos los “por qué yo”, todos los “por qué me hiciste esto a mí”, tienen una respuesta. Y he aprendido a dejar de preguntarme por qué, porque sé que Dios hace todo absolutamente todo por una razón, y tienes que rendirte y aceptarlo porque es Su voluntad; lo veas o no lo veas. ¡Y a veces te sorprendes tanto, que dices: Gracias, Dios!”
“Cada vez que hago algo lo hago entusiasmada, porque sé que Dios va a estar ahí para ayudarme, para levantarme cuando me caiga y para elevarme aún más alto. Y les voy a decir ahora que si dejan de preguntarse por qué y empiezan a decir “¡Gracias, Dios!”, obtendrán todas las respuestas.”
“Gracias a todos ustedes por acogerme, por escuchar este mensaje, y espero, espero de verdad, que sepan que Dios les puso aquí por una razón y quiere que compartan esa razón, sea cual sea”.

En verdad impactante este testimonio, de una mujer que sabe lo que es estar ubicada en el centro del propósito divino para su vida. Cuando estamos ubicados en Cristo nada ni nadie nos puede mover. La gente podrá señalarnos, pero saber que nuestros pies están sobre la roca eterna nos hace vivir en plena seguridad. 
“Él será la seguridad de tus tiempos, te dará en abundancia salvación, sabiduría y conocimiento; el temor del Señor será tu Tesoro”. Isaiás 33:6 
“Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura”. Hebreos 10:22

Aprendamos de Lizzie Velasquez, una de las mujeres más bellas del mundo.

 

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