Trabajo en una institución que ha conocido estos últimos cuatro meses, más cambios que en los más de 183 años que lleva de existencia. Esta situación ha generado las más diversas reacciones y teñido de una estela de dolor y resistencia a las mismas; muchos de los que aquí trabajan, han debido modificar sus prácticas habituales y se han visto superados por las circunstancias. Donde sea que miran, ven cambios, cambios y más cambios.
Este nuevo escenario presenta también nuevos desafíos, como pasar de un lugar que te era tan familiar y en donde se desarrollaba toda tu vida, en donde te sentías necesario, imprescindible y valorado en tu trabajo, a un lugar en donde estás en constante incertidumbre, con jefes que buscan optimizar recursos y cambiar todo aquello que para ti era seguro. Es un tremendo "shock" para lo que solíamos conocer y a lo que nos habíamos acostumbrado.
Existe un concepto enérgico, muy a propósito, que es el término “creatividad”. Este concepto tiene relación con las crisis vitales que se producen en las diferentes etapas del desarrollo, en especial entre los 40 a 60 años. El adulto debe sentir que aportó de una u otra manera a la sociedad o a algún proyecto, que para él sea lo suficientemente trascendente; debe sentir que fue “productivo”, pues en caso contrario se producirá una crisis en él, cuyo resultado puede ser una conducta inadaptada e incluso una depresión. Quienes trabajan conmigo están afrontando esta tarea del desarrollo y se les está haciendo muy difícil.
Tal vez tú no estés entre los 40-60 años, o tal vez sí, pero es posible que afrontes algo muy similar a lo que estoy describiendo. Si te empeñaste en terminar una carrera universitaria y no has sido lo suficientemente exitoso como pensabas, si emprendiste un proyecto matrimonial y aún no te sientes “productivo” en él, o si tuviste una relación sentimental cuyo fin te ha traído mucho dolor y desesperanza, entonces es momento de comprender que más allá de lo que no funcionó o de lo que se volvió incierto de la noche a la mañana, hay un mundo de oportunidades y nuevos proyectos.
Tal vez tú no estés entre los 40-60 años, o tal vez sí, pero es posible que afrontes algo muy similar a lo que estoy describiendo. Si te empeñaste en terminar una carrera universitaria y no has sido lo suficientemente exitoso como pensabas, si emprendiste un proyecto matrimonial y aún no te sientes “productivo” en él, o si tuviste una relación sentimental cuyo fin te ha traído mucho dolor y desesperanza, entonces es momento de comprender que más allá de lo que no funcionó o de lo que se volvió incierto de la noche a la mañana, hay un mundo de oportunidades y nuevos proyectos.
Dale a cada aspecto de tu vida su justo valor. Si en tu empleo tienes la posibilidad de tener amigos y un clima que te lo permite, disfrútalo, pero la vida es más que trabajar y mucho más aún que el lugar físico en el que trabajas. Si estás en una relación de pareja, el mundo es mucho más que esa relación, si estudias, lo mismo; la vida es mucho más que ser estudiantes y rendir evaluaciones. Hay una vida “afuera” esperando por ti, hay un sinfín de desafíos aguardando detrás de la puerta.
No permitas que el lugar en donde hoy estás simule como que no hay más mundo que él.
Conversando con una de las personas que lleva mucho tiempo en mi lugar de trabajo, me comentaba que durante años ese sitio había sido su vida y que ahora se habían producido demasiados cambios; ya no creía en el proyecto que con tanto fervor defendió y esto le producía desánimo, estancamiento y también desesperanza; frente a esta situación, comenzamos a darle al trabajo su importancia justa, su justo valor.
Hay un mundo afuera después de las 17:30, que es la hora de salida. Hay un mundo allí afuera para ti, y ese mundo comienza después de tu pareja, de tu trabajo, de tu universidad, de lo que sea que hagas. Hay un mundo allí afuera que no sólo está para ti, sino que también necesita urgentemente de ti.
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