En una tarde navidad un mendigo entró en un pequeño restaurante de un pueblo, con un aspecto y una vestimenta muy... extraña y sucia. No pasó desapercibido entre la gente que estaba dentro del restaurante.
La camarera sólo le miró de lejos hasta que le ordenaron que le atendiera. Ella, de muy mala gana, fue a tomarle su pedido. Le ofreció el plato más barato, que era de maíz con pollo y él le preguntó el valor de ésta.
3.50 dólares, le respondió ella. Él, metiendo la mano en su bolsillo, le preguntó que si le quitaba el pollo a la sopa en cuánto se le iba a quedar. Y ella, ya bastante molesta, le dijo: en $2.50.
Démela sin el pollo entonces, le dijo el mendigo sonriendo a la camarera, que sólo quería que él se fuera rápido.
Después de terminar la sopa, ella no quiso ir a dejarle la ya que le había dado asco este caballero, así que otro camarero le dejó la cuenta.
Al retirarse el mendigo ella tuvo que retirar las cosas de la mesa y, para su sorpresa, vio un billete de $1 y una nota escrita en una servilleta que decía: “No me alcanzó para el pollo pero aquí esta tu propina. "Felicidades.”
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