Es el lugar perfecto para ponerse en contacto con Dios y llenar nuestra alma con gozo.
Él siempre está a nuestro lado esperando levantarnos y afirmarnos. Siempre está preparado para que tomemos Su mano y caminemos junto a Él conectados en amor para siempre.
La próxima vez que tropecemos y caigamos, en nuestra travesía por la vida, no dejemos de estirarnos y alcancemos la amorosa mano de Dios. Y una vez que la tomemos, no la soltemos.
Caminemos con Dios para siempre, escogiendo amar y compartir gozo a cada paso que demos. Recordemos que, con la amorosa mano de Dios estabilizando nuestro caminar, podremos estirar la otra mano para alcanzar a otros que también hayan caído.
La travesía por la vida, después de todo, es siempre mejor cuando sostenemos las manos de aquellos a quienes amamos.
La vida tiene sorpresas y algunas no son tan agradables. Cuando tropecemos, recordemos que la mano de Dios siempre está lista para sostenernos. Qué gran mano es la suya.
Señor, Tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza, y tu mano poderosa; porque ¿qué dios hay en el cielo ni en la tierra que haga obras y proezas como las tuyas? Deuteronomio 3:24
Yo os enseñaré en cuanto a la mano de Dios; No esconderé lo que hay para con el Omnipotente. Job 27:11
No se acordaron de su mano, Del día que los redimió de la angustia. Salmo 78:42
No hay comentarios:
Publicar un comentario