Desde que amanecemos empezamos con un corre y corre; muchas veces las personas no pueden ni dormir de tantos problemas o incógnitas que están dando vueltas en su cerebro.
Hace un tiempo leí una reflexión corta que decía que el descanso dependía de lo que uno estaba pensando al irse a dormir, y creo que es muy cierto. Por ejemplo, me he dado cuenta de que cuando veo por televisión, justo antes de irme a dormir, una serie de suspense, mi cerebro se altera tanto que no puedo dejar de pensar en esto durante toda la noche, e incluso la paso recreando posibles finales a la serie que vi.
Otras personas me han comentado que algunas veces han escuchado una estrofa de una canción y no han podido de dejar de cantarla durante toda la noche.
Hace unos días hubo un temblor muy fuerte en mi país y mi hijo, de 11 años, al acostarse y recordar el momento del seísmo, se despertaba a cada rato sintiendo de nuevo el temblor.
Entonces no hay tanto error en eso que dicen de que los últimos cinco minutos pueden definir cómo será nuestro sueño.
Todos los días hay muchas cosas que nos preocupan, que nos estresan, pero para quienes hemos conocido a Dios sabemos y podemos confiar en lo que dicen las Citas Bíblicas:
En paz me acostaré, y asimismo dormiré porque solo Tú, Señor, me haces vivir confiado(a). Salmo 4:8
Entonces, ¿por qué no recordar estas citas bíblicas y tener de verdad un sueño y descanso sano?.
Puedes dormir en paz sabiendo que Dios es un Dios Todopoderoso y que no hay nada ni nadie por encima de Él. Entonces, ¿por qué no depositas todos esos pensamientos, problemas, dificultades y tristezas en Dios?
Para poder levantarte al otro día descansado empieza a practicar lo que dicen las Citas Bíblicas. Concéntrate en hablar con Dios, dale gracias por todo lo que pasó en tu día y pídele que te dé un buen sueño y descanso. Y, por supuesto, trata de dejar de pensar en todo lo que te preocupa y empieza a creer que Dios puede solucionar lo que tú no puedes.
Que puedas decir:
Yo me acosté y dormí, Y desperté, porque el Señor me sustentaba. Salmos 3:5.
Bendiciones
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