jueves, 5 de diciembre de 2019

La Oración y la Regla de Oro

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? 12 Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos, pues esto es la Ley y los Profetas. Mateo 7:7-12 

El sermón del monte es una predicación hermosa que Jesucristo pronunció, se cree, sobre el monte ahora conocido como Monte de las bienaventuranzas. En esta preciosa predicación, Jesús nos dejó fundamentos sólidos para construir nuestra vida y para cambiar nuestra perspectiva de ella. Ponderemos la importancia que tiene la aplicación de esta hermosa predicación para nuestra vida diaria, predicación que tiene tanta vigencia hoy como la tuvo cuando fue enseñada por primera vez:


La oración y la regla de oro:
En este texto, Jesús nos explica que existen dos relaciones que debemos cuidar: Nuestra relación con Dios y nuestra relación con el prójimo.
En la primera parte del texto, se nos presenta la oración como una fuente de comunicación con Dios. Para que exista una comunicación fluida, debe existir confianza y comunión; y esto no es posible si no conocemos a la persona con la que queremos entablar dicho nivel de amistad. Por esta razón, Jesús nos transmite unos mensajes muy importantes sobre quién es Dios y la forma correcta como debemos verlo para acercarnos a Él:
  1. Dios está atento: Lo primero que debemos comprender es que Dios está atento a nuestra oración. La sensación de vacío que nos produce el temor de no recibir lo que estamos pidiendo, o de tocar una puerta que no se abra, puede alejarnos de la oración y de la búsqueda de Dios. Mas Jesús nos asegura que nuestras peticiones están siendo escuchadas y nos anima a que Lo busquemos sin temor, pues Dios estará dispuesto para responder. Esto no significa que responda en el momento que queremos o que nos dé la respuesta que queremos, pero podemos estar seguros de que hará lo que es mejor para nosotros.
  2. Dios es real: No podemos acercarnos a Dios si no creemos que existe. Jesús recalca el hecho de que Dios es capaz de escucharnos, de respondernos, de saber lo que es mejor para nosotros y capaz de hacerlo realidad. Así que nuestra oración no llega a oídos sordos, sino a un Dios real, que tiene plena capacidad de responder a nuestras inquietudes y peticiones.
  3. Dios es bueno: El miedo ha provocado que las personas se alejen de Dios en dos sentidos: por un lado, algunas personas no se atreven a hablarle debido a dicho temor, pues piensan que está esperando para castigar o dañar; otras personas lo ven como alguien tirano y aburrido con quien no vale la pena entablar una conversación. Y muchas veces se escucha la frase “Debes tener cuidado con la forma como pides, porque puedes recibir lo que no quieres”. No es cierta esta frase, pues en el texto Jesús nos afirma que Dios nos dará lo que es mejor, si nos dejamos guiar por Él.
  4. Dios es poderoso: Dios es capaz de respondernos y, no solo eso, sino de saber cuál es la mejor respuesta para nosotros. Dios es poderoso para hacer con nosotros mucho más de lo que esperamos o imaginamos.

Nuestras bendiciones, su amor

Al que pastoreó a su pueblo por el desierto, porque para siempre es su misericordia. Salmo 136;16.
En 2015, una mujer dejó en un centro de reciclaje el ordenador de su esposo fallecido, que había sido fabricado en 1976. Pero lo más importante es quién lo había hecho cuando lo fabricaron. Era uno de los 200 ordenadores hechos a mano por el fundador de Apple, Steve Jobs, ¡y su valor estimado era unos 250.000 dólares! A veces, conocer el verdadero valor de algo conlleva saber quién lo hizo.
Saber que es Dios quien nos hizo demuestra cuánto valemos para Él (Génesis 1:27). El Salmo 136 enumera momentos clave de su pueblo Israel: cómo fueron liberados de la esclavitud en Egipto (versos 11-12), viajaron por el desierto (verso 16) y recibieron un nuevo hogar en Canaán (versos 21-22). Pero cada vez que se menciona un evento de su historia, va acompañado de esta frase, repetida: "porque para siempre es su misericordia". La cual, les recordaba que aquellas experiencias no eran eventos al azar, sino que habían sido orquestadas por Dios y reflejaban su amor eterno por sus criaturas.
Muy a menudo, dejamos pasar momentos que muestran a Dios obrando con bondad, sin reconocer que toda buena dádiva viene de nuestro Padre celestial (Santiago 1:17), quien nos hizo y nos ama. Aprendamos a relacionar toda bendición de nuestras vidas con la misericordia eterna de Dios. 


Señor, haz que reconozca que 
toda bendición viene de ti.


¿Qué es conversión?

Millones de personas se consideran cristianas. Muchos creen que se han convertido al cristianismo, pero, ¿es cierto esto? ¿Qué es conversión?

Solo porque algunos se llamen a sí mismos cristianos y sus nombres estén en una lista de miembros de la iglesia, ¿garantiza esto que son cristianos convertidos? 
Veamos una verdad importante en la Biblia: “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos 8:9). Así que debemos entender algo: una persona es cristiana solo si tiene el Espíritu Santo de Dios morando en ella.

La conversión comienza con el arrepentimiento

Veamos lo que Dios dice en Isaías 55:7: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Eterno, el cual tendrá de él misericordia, al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. Para que uno se convierta en cristiano, se debe arrepentir del pecado. Cristo dijo en Lucas 13:3 “Os digo: No, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. Cuando Jesús comenzó a predicar su mensaje del evangelio del Reino de Dios, dijo en Marcos 1:15: “Arrepentíos y creed en el evangelio”.
Así que, uno debe arrepentirse y creer. Pero esta acción, solo por sí misma, no hace cristiano a nadie. Es solo el primer paso hacia la conversión cristiana. Necesitamos el Espíritu de Dios. 
¿Qué es conversión?¿Cómo recibe uno el Espíritu de Dios? La respuesta, del apóstol Pedro, la encontramos en Hechos 2:38: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo”.

¿Qué es conversión? Es un proceso

Después de recibir el Espíritu Santo, debemos ser guiados por él. (Romanos 8:14) Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios.
Todos hemos visto las maravillosas mariposas multicolores. No comienzan de esta forma. Comienzan siendo un huevo diminuto, casi invisible a los ojos humanos. El huevo tiene que pasar por varias etapas de transformación antes de poder convertirse en una hermosa mariposa. Las Escrituras nos dicen que nosotros también debemos pasar por un proceso de transformación. En nuestro caso, para convertirnos en cristianos convertidos.
Veamos lo que el apóstol Pablo dijo en Romanos 12:2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Dios requiere que dejemos nuestra manera antigua de vivir, que cambiemos de dirección volviéndonos a Él. Debemos dejar la oscuridad y caminar hacia la luz, dejar el poder de satanás y volvernos a Dios. Como dijo Pedro: “Así, que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de consuelo” (Hechos 3:19).
En la Biblia, la palabra convertido significa: “dar media vuelta; regresar al camino del cual uno se ha salido, y alejarse de sus pecados u olvidarlos”. Es una palabra que en su significado general denota ‘volverse por entero a Dios’. 
En 1 Tesalonicenses 1:9 leemos: “y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero”. Convertirse significa alejarse del pecado y esto debe hacerse regularmente.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Para Él

“…Porque todo, absolutamente todo en el cielo y en la tierra, visible e invisible… todo comenzó en él y para los propósitos de él…” Colosenses 1:16 (PAR).

La vida es el espacio de tiempo con el que contamos los seres humanos para proyectar nuestra existencia. El problema es que la mayoría de las personas no saben para qué están aquí en la tierra. Habitualmente, se dejan llevar por las circunstancias que les rodean y llegan a tomar decisiones sobre cosas que, antes de comprender la razón de su existencia, les pueden llevar a un estado permanente de confusión.
Sin embargo, vale la pena mencionar que Dios está muy interesado en que podamos conocer sus propósitos, los cuales son mucho más importantes que nuestra familia, profesión, trabajo... y nuestros sueños y anhelos más deseados. Si le preguntáramos a Dios ¿cuáles son sus propósitos?, tal vez Él nos respondería que…
Resultado de imagen de Para DiosI. SUS PROPÓSITOS SON EL CORAZÓN DE NUESTRA EXISTENCIAColosenses 1:16
El apóstol Pablo declaraba con estas palabras a los colosenses, que todas las cosas creadas, especialmente la humanidad, encuentran la razón de su existencia en Dios y en los propósitos que Él mismo designó. Para Pablo, el corazón de la existencia de todo ser humano es vivir en los propósitos que Dios, sabiamente, diseñó para la plenitud y realización de todo ser humano. A través de este versículo, Dios quiere que estemos en la mejor disposición para entender y vivir en sus propósitos.
Sin embargo, estamos viviendo tiempos muy difíciles, tiempos en los que la pérdida de valores, la falta de interés en las cosas de Dios, aunados a las adicciones, el aborto, el divorcio, y muchas otras cosas, están llevando a las personas a un caos de confusión en el que de una manera egoísta, se engañan a sí mismos y pretenden engañar a los demás. Afortunadamente este versículo es muy poderoso. A través de él, Dios quiere que sepamos que fuimos creados por Él, y no para nuestros propósitos sino para los suyos; quiere que sepamos que, así como el corazón humano le da vida a los cuerpos, sus propósitos son el corazón de nuestra existencia, y que al vivir en sus propósitos podemos alcanzar la plenitud y realizarnos en todo lo que emprendamos.
Pero si le preguntáramos ¿qué hacen sus propósitos?, veríamos lo siguiente…
II. SUS PROPÓSITOS RENUEVAN Y DAN SEGURIDAD A NUESTRA EXISTENCIASalmo 138:8
En el corazón de David, autor de este salmo, se escondían fuertes emociones que muchas veces describen las que también hay en el nuestro. David conocía perfectamente los propósitos de Dios, ya que Dios le había levantado en Israel como un siervo conforme a Su corazón. Sin embargo, poner la vista en los asuntos de la vida más que en los propósitos de Dios, le llevó a experimentar una fuerte frustración que solo desapareció de su vida cuando cayó humillado, clamando a Dios que lo ayudara. Fue entonces cuando Dios obró a favor de la vida de David, dándole ánimo, renovando sus fuerzas y otorgándole la seguridad de que Él mismo le diría la manera en que cumpliría con Sus propósitos.

Como ciegos

La ceguera mencionada en la biblia, hace referencia a la condición física, pero también a la espiritual; enfaticemos esta última. No se trata, en este caso, de tener nuestra vista en las mejores condiciones fisiológicas, pues muchas veces descuidamos ver la verdad y no nos quitamos la venda de los ojos. Pero qué bueno es que tenemos a Jesús, quien está dispuesto a quitarnos esa venda y guiarnos por el camino correcto.
ceguera espiritual¨Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. Él, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Marcos 8:22-24 (Reina-Valera 1960).
De esta pequeña historia podemos aprender varias cosas:
  1. Dejarnos guiar: las personas que tienen limitaciones visuales siempre necesitan de alguien que las lleve de la mano, que las guíen por donde deben andar para que no tropiecen ni se hagan daño. Pasa lo mismo a nivel espiritual; cuando no conocemos a Dios y su verdad, andamos como ciegos y necesitamos de alguien que nos direccione y nos dé las instrucciones correctas; en este caso vemos que Jesús tomó de la mano al ciego para hacer en él un milagro.
  2. Salir de la aldea: Debemos movernos del lugar donde estamos estancados. Es necesario que salgamos de esa oscuridad y nos dejemos llevar al lugar de bendición, en donde Dios quiere que estemos, lo que también puede simbolizar salir de la comodidad.
  3. Dejar que Dios trate con nosotros: Lo que significa que pasaremos dificultades, humillaciones, por situaciones adversas nada agradables. Pero es necesario que todo eso pase para poder ver la gloria de Dios, o ¿crees que como ser humano sería agradable que alguien nos escupiera a los ojos? En absoluto, pero el ciego no hizo ningún reproche, a él no le importaba lo que tuviera que soportar, siempre y cuando Jesús lo sanara.
  4. Tener una fe firme: En cada uno de nosotros Dios tiene un propósito diferente. Este ciego no recibió la vista de inmediato, no era que hubiera orado mal o que Jesús lo fuera a sanar a medias, sino que quería probar su fe; al ver que su visión no había sido totalmente restaurada, el ciego pudo haberse desanimado y dejar de creer, pero en ningún instante dejó de hacerlo. Nosotros muchas veces tenemos un panorama difuso, nos enfrentamos a situaciones que no podemos entender; nos suceden cosas ilógicas, y pensamos que solo nos pasan a nosotros, a veces, incluso, nos llegan las bendiciones incompletas; pero no es porque Dios no quiera, sino que puede que no sea el tiempo y que además le hemos de demostrar realmente nuestra fe.
¨Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos. Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea. Marcos 8:25-26 (Reina-Valera 1960).

La Luz y la sal del mundo

EL SERMÓN DEL MONTE

“LA LUZ Y LA SAL DEL MUNDO”

Lectura: Mateo 5:13-16


El sermón del monte es una predicación hermosa que Jesucristo pronunció, se cree, sobre el monte ahora conocido como Monte de las bienaventuranzas. En esta preciosa predicación, Jesús nos dejó fundamentos sólidos para construir nuestra vida y para cambiar nuestra perspectiva de ella. Atentos, cada uno de ustedes, a la importancia que tiene la aplicación de esta hermosa predicación para nuestra vida diaria, predicación que tiene tanta vigencia hoy como la tuvo cuando fue enseñada por primera vez:

La luz y la sal del mundo

Esencia y acciones, son los dos temas principales que abarcan los dos pasajes que encontramos en la lectura.
En ambos se hace una referencia a nuestra esencia como cristianos: somos luz y somos sal. Esto no es algo que ganemos por nuestro propio esfuerzo, es algo que Dios pone en nuestros corazones por el hecho de convertirnos en creyentes. Dios crea en nosotros una esencia espiritual renovada, haciéndonos renacer por su palabra en nuevos seres, de quienes nace un anhelo ferviente de justicia y misericordia.
Sin embargo, Jesús nos enseña que no basta con ser quienes somos por la obra de Dios, además, nuestras obras deben demostrar que somos cristianos. La sal sin sabor o la luz escondida no tienen ningún valor a pesar de ser lo que son; de la misma forma, un cristiano que no actúa de forma misericordiosa frente al mundo, no tendrá ningún valor.
Alguien dijo que lo único que necesita el mal para triunfar es que las personas buenas se queden quietas. Pues lo mismo argumenta Jesús mediante estas metáforas. La enseñanza es simple: es tan malo ser malo como ser bueno y no hacer nada.
La consecuencia de esto (de ser cristianos sin obras de misericordia y amor), es que no tendremos valor alguno para el mundo ni daremos gloria a Dios. Seremos desechados y pisoteados, seremos la burla del mundo y no cumpliremos con el propósito de Dios para nuestras vidas.

viernes, 29 de noviembre de 2019

¿Qué significa: “La letra mata, pero el espíritu vivifica”?

Las malinterpretaciones de la Biblia pierden toda la gracia cuando han arruinado la vida de una persona. Hasta cierto punto, éste era el caso de un muchacho, llamémoslo Pedro, que había asistido durante años a una iglesia supuestamente cristiana. Comenzó a leer la Biblia y se percató de que algunas de las prácticas habituales en su congregación eran contrarias a las Escrituras.
Decidió entonces, hablar con su pastor y le expuso sus inquietudes mostrándole algunos textos bíblicos, a lo que su pastor respondió: “Estás enfocándote demasiado en el texto. Recuerda: la letra mata, pero el espíritu vivifica”.

Malinterpretando el texto

Tomar literalmente un pasaje como 2 Corintios 3:6 (el cual asimismo nos capacitó para ser ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu, porque la letra mata, pero el Espíritu da vida)y darle una interpretación incorrecta es bastante serio. Aunque somos humanos falibles interpretando la Palabra de Dios infalible, el Señor nos hace responsables de cómo usamos la Biblia, especialmente si somos maestros de ella (Santiago 3:1). Para las personas que enseñan lo que Dios no dice, Dios tiene reservada una condenación más grande.

Resultado de imagen de ¿Qué significa: “La letra mata, pero el espíritu vivifica”?Cuatro veces en el Nuevo Testamento se habla de personas que recibirán “mayor condenación” (Mateo 23:14Marcos 12:40Lucas 20:47Santiago 3:1), y todas tienen que ver con líderes religiosos que abusan de la fe para imponer mandamientos que no provienen de Dios. Esta es una gran blasfemia porque intentan usurpar el nombre de Dios. Para personas así, Dios tiene reservada una condenación más grande.

2 Corintios 3:6 es uno de esos versos que ha sido malinterpretado desde los primeros siglos de la Iglesia cristiana. Por ejemplo, Orígenes, quien murió en el siglo III y es famoso por sus alegorías de la Biblia, interpretaba “la letra” en el sentido gramatical del texto, mientras que “el espíritu” se refería a la interpretación espiritual. De acuerdo a Orígenes, el sentido gramático era inferior al espiritual. Él usó este versículo para justificar sus interpretaciones alegóricas, y después muchos siguieron su ejemplo, malinterpretando incontables versículos por toda la Biblia.

Hoy en día, este verso se usa para justificar una falta de seriedad al estudiar la Palabra. Hay diversas variaciones de lo mismo. Si un muchacho quiere estudiar en el seminario, alguna persona, quizá con buena intención, puede tomarlo aparte para advertirle que “la letra mata, pero el espíritu vivifica”. Cuando un joven (como Pedro) encuentra prácticas antibíblicas en su iglesia, su voz es reprimida con este mismo texto.
Este verso, sin embargo, no tiene nada que ver con el sentido espiritual de un pasaje, ni con el peligro de estudiar teología. Mucho menos debe usarse para justificar en la iglesia cosas que son contrarias a la Palabra de Dios.
Para entender el sentido del pasaje, debemos estudiar el contexto.

¿Qué es Toda la armadura de Dios?

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La frase “toda la armadura de Dios” viene de Efesios 6:13-17: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”.

Efesios 6:12
 indica claram
ente que el conflicto con Satanás es espiritual y por lo tanto, ningún arma material es efectiva contra él y sus demonios. No se nos da una lista de tácticas específicas que él usará. Sin embargo, el pasaje es muy claro en que si seguimos fielmente todas las instrucciones, podremos permanecer firmes y obtendremos la victoria, a pesar de sus ofensivas.

El primer elemento de nuestra armadura es la verdad (versículo 14). Esto es fácil de entender puesto que Jesús dice que Satanás es “el padre de la mentira” (Juan 8:44). El engaño es una de las cosas que Dios considera abominables. Una “lengua mentirosa” es una de las cosas que describe como “aborrecibles para Él” (Proverbios 6:16-19). Por lo tanto, somos exhortados a revestirnos de la verdad para nuestra santificación y liberación, y para beneficio de aquellos ante quienes somos testigos.

También en el versículo 14, se nos dice que nos vistamos con la coraza de justicia. Una coraza debía proteger al guerrero de una herida fatal en el corazón y otros órganos vitales. Esta justicia no se refiere a las obras de justicia hechas por los hombres, sino más bien, se trata de la justicia de Cristo, imputada a nosotros por Dios y recibida por fe, la cual guarda nuestros corazones contra las acusaciones y cargos de Satanás, y protege nuestro ser interior de sus ataques.

El versículo 15 habla de la preparación de los pies para el conflicto espiritual. En la guerra, algunas veces el enemigo ponía peligrosos obstáculos en el camino de avanzada de los soldados. La idea de la preparación con el evangelio de la paz como calzado, sugiere que necesitamos avanzar en el territorio de Satanás, en terreno peligroso, conscientes de que habrá trampas, con el mensaje de la gracia tan esencial para ganar almas para Cristo. Satanás tiene muchos obstáculos colocados en el camino para detener la propagación del evangelio.

La historia del Cristianismo

Resultado de imagen de ¿Cuál es la historia del Cristianismo?La historia del cristianismo es en realidad la historia de la civilización occidental. El cristianismo ha tenido una gran y extensa influencia en la sociedad; el arte, el idioma, la política, las leyes, la vida familiar, las fechas del calendario, la música y la manera misma en que pensamos, todo ha sido influenciado por el cristianismo durante dos milenios. Por lo tanto, es importante que se conozca la historia de la iglesia.

El inicio de la Iglesia

La iglesia comenzó 50 días después de la resurrección de Jesucristo. Jesús había prometido que Él edificaría Su iglesia (Mateo 16:18), y con la venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hechos 2:1-4), la iglesia - ekklesia (“asamblea de los apartados”) comenzó oficialmente. Tres mil personas respondieron al sermón de Pedro ese día y decidieron seguir a Cristo.

Los primeros convertidos al cristianismo fueron judíos o prosélitos del judaísmo, y la iglesia estaba centrada en Jerusalén. Por esta razón, inicialmente el cristianismo fue visto como una secta judía, semejante a los fariseos, saduceos, o esenios. Sin embargo, lo que los apóstoles predicaban era radicalmente distinto de lo que otros grupos judíos estaban enseñando. Jesús era el Mesías judío (el Rey ungido), quien había venido para cumplir la Ley (Mateo 5:17) e instituir un Nuevo Pacto basado en Su muerte (Marcos 14:24). Este mensaje, con la acusación de que ellos habían matado a su propio Mesías, enfureció a muchos líderes judíos, y algunos, como Saulo de Tarso, reaccionaron para acabar con “el Camino” (Hechos 9:1-2).

Es correcto entonces, decir que el cristianismo tiene sus raíces en el judaísmo. El Antiguo Testamento proporcionó el fundamento para el Nuevo, y es imposible comprender plenamente el cristianismo sin un conocimiento básico del Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento explica la necesidad de un Mesías, contiene la historia del pueblo del Mesías, y predice la llegada del Mesías. En consecuencia, todo el Nuevo Testamento tiene que ver con la llegada del Mesías y Su obra para salvarnos del pecado. En Su vida, Jesús cumplió más de 300 profecías específicas, probando que Él era Aquel de quien el Antiguo Testamento había profetizado.

El Crecimiento de la Iglesia Primitiva

No mucho después de Pentecostés, las puertas de la iglesia fueron abiertas a los no-judíos. El evangelista Felipe predicó a los samaritanos (Hechos 8:5), y muchos de ellos creyeron en Cristo. El apóstol Pedro predicó a los gentiles de la casa de Cornelio (Hechos 10), y ellos también recibieron el Espíritu Santo. El apóstol Pablo (el antes perseguidor de la iglesia) esparció el evangelio por todo el mundo greco-romano, llegando tan lejos como a la misma Roma (Hechos 28:16) y posiblemente hasta España.

En el año 70 d.C., Jerusalén fue destruida, pero los libros del Nuevo Testamento habían sido completados y ya estaban circulando entre las iglesias. Durante los siguientes 240 años, los cristianos fueron perseguidos por Roma, algunas veces por azar y otras veces por edictos gubernamentales.

En los siglos II y III, el liderazgo de la iglesia se volvió más y más jerárquico conforme crecían en número. Muchas herejías fueron expuestas y refutadas durante este tiempo, y fue acordado el canon del Nuevo Testamento. La persecución continuó intensificándose.


El Surgimiento de la Iglesia Romana

En el año 312 d.C., el emperador romano Constantino declaró haber tenido una experiencia de conversión. Casi 70 años después, durante el reinado de Teodosio, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano. A los obispos les fueron asignados lugares de honor en el gobierno, y para el año 400 d.C., los términos, “romano” y “cristiano”, fueron prácticamente sinónimos.

Entonces, después de Constantino, los cristianos ya no fueron perseguidos. Con el tiempo, fueron los paganos quienes estuvieron bajo persecución, a menos que se “convirtieran” al cristianismo. Tal conversión forzada, condujo a mucha gente a entrar a la iglesia sin un verdadero cambio de corazón. Los paganos trajeron con ellos a sus ídolos y las prácticas que acostumbraban, y la iglesia cambió: a la sencillez de la adoración de la iglesia primitiva, fueron añadidos iconos, una arquitectura elaborada, peregrinaciones y la veneración a los santos. Casi por esta época, algunos cristianos se retiraron de Roma, eligiendo vivir en aislamiento como monjes, y quedó introducido el bautismo de infantes como un medio para quitar el pecado original.

En los siguientes siglos fueron organizados varios concilios eclesiásticos, en un intento por determinar la doctrina oficial de la iglesia, para censurar los abusos clericales y para hacer la paz entre facciones en guerra. Conforme el Imperio Romano se debilitaba, la Iglesia se hizo más poderosa, y surgieron muchos desacuerdos entre las iglesias del occidente y las del oriente. La iglesia (latina) occidental, con base en Roma, declaró tener la autoridad apostólica sobre todas las otras iglesias. Hasta el obispo de Roma comenzó a llamarse a sí mismo el “Papa” (el Padre). Esto no fue bien recibido por la iglesia oriental (griega), con base en Constantinopla. Las diferencias teológicas, políticas, de procedimientos y lingüísticas, contribuyeron todas ellas al Gran Cisma de Oriente y Occidente en 1054, en el cual la iglesia Católica (Universal) Romana y la iglesia Oriental Ortodoxa se excomulgaron mutuamente y rompieron toda relación.