miércoles, 17 de junio de 2020

La necesidad de orar

Al contarle nuestras dificultades a alguien puede que nos desahoguemos un poco, pero no es lo que solucionará nuestro problema, pues quien tiene el poder real para hacerlo es Dios. Por eso existe una herramienta muy importante que es la oración. Quizá hayamos oído miles de veces hablar de ella y puede que reconozcamos su importancia, pero no es suficiente con eso, pues cada día debemos tratar de orar mejor que ayer, y no presentarnos ante Dios siempre con las mismas palabras. Orar es hablar con Dios, de la manera más sencilla y humilde, sin vanas palabrerías ni repeticiones (Mateo 6:7).
LA NECESIDAD DE ORAR Bendiciones amado... - Centro Familiar ...Hablar íntimamente con Dios no se debe hacer por obligación, pues es una necesidad de todo creyente, y cada uno habla lo que tiene en su corazón. Y con Dios no podemos ser hipócritas, Él lo sabe todo y conoce más que nadie nuestra necesidad. Es importante que nos acerquemos a Él por amor y por estar a su lado, más que por interés.
Acercarnos a Dios traerá paz a nuestra vida, nos reconfortará, aumentará nuestra fe, nos llenará de gozo y tendremos la satisfacción de que le contamos los problemas a la persona indicada, quien además de quitarnos el nudo de la garganta, nos asegura su compañía, promete respaldarnos y dar solución a nuestros problemas. Se nos hace muy difícil acercarnos a quien nos ha amado tanto, si le restamos toda importancia a ello dando prioridad a las cosas terrenales, cuando hay que darle el primer lugar a Dios en todo.
A muchas personas se les hace más fácil tomar decisiones a la ligera y según su voluntad, porque piensan que Dios no los escuchará y que no los ayudará; mas si primero consultáramos a Dios en cualquier situación, nos ahorraríamos muchos sinsabores en esta vida. Otros no quieren orar, les cuesta dedicarle un tiempo a Dios y por eso todo se les hace más difícil. ¨Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 1 Tesalonicenses 5:17-18 (Reina-Valera 1960).
Llorar ante la gente, mostrar tu tristeza y tus problemas en tu red social para que todo el mundo se entere, no te solucionará nada. La salida no es llorar ni hundirse en el dolor y la oscuridad de tu habitación; la solución es que si estás triste, preocupado, enfermo, hables con Dios. Busca su presencia, eso es lo que te quitará esa tristeza. (Romanos 12:12)
Hasta el mismo Jesús se sintió triste y preocupado; sabía todo lo que iba a suceder, pero  buscó el refugio perfecto en nuestro padre Dios, cuando oró en el huerto de Getsemaní antes de que lo arrestaran.
¨Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. Marcos 14:33-35 (Reina-Valera 1960).
Jesús a pesar de todo su sufrimiento, pidió que se hiciera la voluntad de Dios. Debemos seguir ese ejemplo; puede que queramos solucionar nuestros problemas de manera diferente, pero orando conoceremos la voluntad de Dios, y nos mostrará cómo resolverlos.
Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú. Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Marcos 14:36-37 (Reina-Valera 1960).
Hay cosas que no queremos vivirlas, pero a veces Dios permite que nos sucedan porque tienen un propósito, que nunca será para nuestro mal aunque no lo entendamos. En la oración no trates de imponerle nada a Dios y mucho menos ordenarle que te dé lo que  crees merecer, y mal también si lo buscas solo cuando lo necesitas. Incluso sus discípulos no fueron capaces de acompañarlo en oración, se dejaron vencer por la carne, por el sueño, por sus debilidades. Por eso vivimos fallándole a Dios, porque no oramos, y al no hacerlo el enemigo se acrecienta más en nuestra vida, tentándonos, y como el espíritu está débil, es muy fácil ceder y caer siempre en los mismos errores.
No nos quedemos dormidos como Pedro, Jacobo y Juan. Aprovechemos cada instante en que podemos adorarlo, alabarlo y agradecerle, pues no sabemos qué será el día de mañana.

El que no ora, el diablo se lo devora.

¨Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. ¨Hechos 6:4 (Reina-Valera 1960).

No hay comentarios:

Publicar un comentario