miércoles, 17 de junio de 2020

¿Cómo está tu relación con Dios?

¿Te han hecho esta pregunta alguna vez? A mí sí, una vez mi pastor discipulador me preguntó: ¿Cómo está tu relación con Dios? Y claro, mi respuesta fue la del que quiere y no quiere. Totalmente ambigua.
Pero lo que realmente me estaba preguntando es, ¿cómo está tu vida de oración? La base de la comunión con Dios es la oración, pero no la oración del afligido o del que busca salir del compromiso.
La comunión con Dios no es como las sopas instantáneas o el café de sobre.

La comunión con Dios incluye tres cosas importantes

Stefania Mateus a Twitter: "La comunión con Dios es como una ...
La lectura de la palabra y congregarte son el 40%, y la oración es el 60%. Pero, ¿por qué la oración es más importante? Porque en ella encontramos la guía correcta para comprender la palabra, la sabiduría para comportarnos con nuestros prójimos, pero sobre todo, en ella tenemos comunicación directa con Dios el padre.
Salmo 25:14 La comunión íntima de Jehová es con los que lo temen, y a ellos hará conocer su pacto. (RVR1960)
Salmo 25:14 El Señor reserva su amistad personal para los que le tienen un temor reverente. Es a ellos a los que les enseña el significado de su pacto. (PDT)
Llama la atención que la comunión íntima se compara con la amistad. El Proverbio 18:24 en su versión PDT (Palabra de Dios para todos) dice: Se pasa bien compartiendo con los amigos, y un verdadero amigo es mejor que un hermano.
Es ese tipo de relación, íntima, desinteresada y de confianza la que Dios nos ofrece, no porque Él necesite nuestra amistad o nuestra relación, sino porque nosotros necesitamos relacionarnos con Él.
No podremos entender la escritura si no buscamos la fuente de sabiduría. No conoceremos su voluntad, si antes no vamos delante de Él y lo escuchamos. No seremos verdaderos cristianos, si no buscamos su presencia primero.
En resumidas cuentas, no podremos vivir la vida cristiana real, si antes no vamos ante el padre amoroso que espera establecer una relación de amistad íntima con nosotros.
En resumen, la oración es la esencia de la vida cristiana; es para el espíritu lo que el oxígeno es para el cuerpo. – Un cuerpo que no respira se ahoga; un cristiano que no ora, se muere.

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