martes, 21 de abril de 2020

Funcionando por fe

Había una vez un viajero que caminaba por el desierto, hasta que llegó al borde de un cañón. Buscando la manera de cruzarlo, se da cuenta de que había una larga cuerda extendida hasta el otro lado. Mientras sus ojos empiezan a seguir la cuerda hacia la otra orilla, se queda atónito al ver a un hombre caminando hacia él, confiadamente, conduciendo una carretilla. Al llegar a su lado, el viajero exclama:
—¡Asombroso!
El hombre de la carretilla le pregunta:
Resultado de imagen de Funcionando por fe—¿Crees que lo puedo volver a hacer?
—Estoy seguro de que sí, contesta el viajero. ¡Lo has hecho con mucha confianza"!
—¿De verdad crees que lo puedo volver a hacer?
—Sí, definitivamente sí.
—Muy bien, de acuerdo, dijo el hombre de la carretilla. Súbete y te llevo al otro lado.
La mayoría de las veces nuestra falta de fe limita nuestras posibilidades.
La fe es creer lo suficiente para actuar. Lo que sucede es que a la hora de la verdad nos da miedo dar el paso, y por consiguiente nos paralizamos. El miedo siempre paraliza y terminamos siendo prisioneros del presente. Muchos se pierden las oportunidades por miedo al fracaso o a lo incierto.
Por eso el miedo siempre se derrota con fe.
La fe es creer lo suficiente para estar abiertos a lo improbable, pero el primer paso lo tenemos que dar nosotros.
Como puedes ver, la fe y la valentía van de la mano.

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