domingo, 19 de enero de 2020

¿Por qué Dios permite que la gente inocente sufra?

Esta es una de las preguntas más difíciles de responder para un Cristiano.
El "problema del dolor", como una vez dijo el conocido erudito cristiano C.S. Lewis, es el arma más potente esgrimida por el ateísmo contra la fe cristiana.

Toda la ciencia y la historia, bien entendidas, se sustentan en la tesis de la existencia de Dios. Esta evidencia es tan fuerte, que, como dice la biblia, "dice el necio en su corazón: No hay Dios" (Salmo 14:1). 
Muchos ateos, sin ninguna evidencia objetiva en la cual basar su creencia en que "no hay Dios", deben recurrir finalmente a objeciones filosóficas. Y este problema del sufrimiento es la más grande de ellas.
Wheelchair with man laying next to it. Photo copyrighted.Así pues, dicen ellos, ¿cómo puede un Dios de amor permitir en su mundo cosas como guerras, enfermedades, dolor y muerte, especialmente cuando sus efectos, a menudo son sentidos más intensamente por quienes son aparentemente inocentes? Entonces Él no es un Dios de amor y es indiferente al sufrimiento humano, o Él no es un Dios de poder, y, por lo tanto, es incapaz de hacer algo al respecto. En cualquier caso, el Dios Bíblico, quien es supuestamente dueño del poder absoluto y del perfecto amor, viene a ser de un anacronismo imposible… ¡O eso es lo que ellos dicen!

La pregunta es de una gran dificultad, pero el ateísmo realmente no es la respuesta, ni tampoco el agnosticismo. Aunque hay mucho mal en el mundo, aún hay mucho más bien. La prueba es el simple hecho de que la gente normalmente trata de aferrarse a la vida lo más que puede. Además, todos, instintivamente, reconocen que “bueno” es de un orden superior a “malo”.
También debemos reconocer que nuestras mentes fueron creadas por Dios. Solo podemos usar nuestras mentes hasta donde Él lo permite y, además, sería totalmente presuntuoso para nosotros, usar la mente para cuestionarlo a Él y sus motivos.
"El juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?" (Génesis 18:25)
"¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?" (Romanos 9:20).
No hemos establecido por nosotros mismos los estándares de qué es correcto o no. En realidad, solo el Creador de todo puede hacerlo. Debemos creer esto, en nuestra mente y corazón, lo entendamos o no, que cualquier cosa que Dios haga es, por definición, correcta.
Habiendo aceptado esto por fe, somos libres de buscar formas con las cuales podamos obtener beneficios espirituales del sufrimiento en nuestra vida, de la misma forma que de las bendiciones. Del mismo modo que consideramos estas cosas, es de gran ayuda mantener continuamente las siguientes verdades en nuestra mente.

Realmente, no existe ningún “inocente” sufriendo el merecido castigo de Dios. Aunque,
puesto que "Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). No hay nadie que tenga el derecho de librarse de la ira de Dios basado en su inocencia.
Tan pronto como los bebés, u otros que puedan ser mentalmente incompetentes, puedan distinguir lo correcto de lo incorrecto, está claro, según las Escrituras y la experiencia universal, que ellos ya siendo pecadores por naturaleza, inevitablemente serán pecadores por elección propia tan pronto como sean capaces de serlo.

El mundo está hoy bajo la maldición de Dios —Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer y comiste del árbol de que te mandé diciendo: “No comerás de él”, maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida (Génesis 3:17), a causa de la rebelión del hombre en contra de la Palabra de Dios.
Esta "esclavitud de la corrupción" de "toda la creación gimiendo a una, y a una con dolores de parto hasta ahora" (Romanos 8:21-22), es universal; esto es, afecta a todos los hombres, mujeres y niños en todo lugar. Mas Dios no creó el mundo de esta forma, y un día pondrá todas las cosas en orden nuevamente. En ese día "Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor" (Apocalipsis 21:4)

Jesucristo el Señor, el único hombre verdaderamente “inocente” y “justo” en toda la historia, sufrió no obstante, más que cualquier otra persona que haya vivido. ¡Y lo hizo por nosotros! "Cristo murió por nuestros pecados" (1ª Corintios 15:3). Sufrió y murió, para finalmente librar al mundo de la maldición. Es más, incluso ahora Él puede librar del pecado y la esclavitud a todo aquel que lo reciba por fe como Señor y Salvador personal. Esta gran liberación del pecado inherente, así como del pecado cometido, muy posiblemente también asegura la salvación de aquellos que han muerto antes de alcanzar la edad de elegir conscientemente lo correcto sobre lo incorrecto.

El asunto principal es que a través de nuestra completa fe en la bondad de Dios y la redención de Cristo, reconozcamos que nuestros sufrimientos presentes pueden llegar a ser para Su gloria y para nuestro bien.
El sufrimiento de la gente no salva, es comúnmente usado por el Espíritu Santo para que la gente se dé cuenta de su necesidad de salvación y se vuelva a Cristo en arrepentimiento y fe. Los sufrimientos de los Cristianos deben ser siempre un medio para desarrollar una mayor dependencia de Dios y tener un carácter semejante al de Cristo, si son adecuadamente "ejercitados en ella" (justicia de Dios) (Hebreos 12:11).
Por lo tanto, Dios es amoroso y misericordioso, incluso cuando "en el presente" permite que vengan a nuestras vidas pruebas y sufrimientos.
"Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." (Romanos 8:28).
 

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