Hay sueños que se cumplen antes de lo esperado y otros que tardan en hacerse realidad.
Hay sueños que se cumplen por tener tan solo fe, por tener la paciencia y la esperanza necesarias, que con el tiempo se van perdiendo, pero con fe que perdura aunque sea como un grano de arena.
Hay personas que cumplen sus sueños dejando todo en manos del Señor; en cambio otras deciden echar su suerte al azar o pactar con el enemigo para alcanzar aquello tan deseado y anhelado.
El enemigo podrá hacer realidad tus sueños, conceder tu deseo como un “Genio”, y se hará realidad, pero con el paso del tiempo las cosas van a cambiar. Puede que tu sueño se haga realidad pero siempre te faltará algo importante. El enemigo te pasará factura en algún momento, y si no haces lo que te pide, hará de tu vida un infierno. Aunque parezca que ahora vives en un infierno, en un pozo sin salida, en medio del desierto seco y sin vida, el infierno del enemigo es aún peor, más de lo que puedes imaginar.
El ser humano no es un ser paciente, todo lo contrario; ansía cada vez más tener aquello que no llega, que no se concreta, que no se cumple… ¡AHORA, YA! ¿Cuántas veces hemos creído en los cuentos de hadas? ¿Cuántas personas siguen creyendo en los cuentos de hadas? En estos cuentos todo es perfecto, no hay error, no hay tristeza ni dolor, todo se hace realidad. Mas aquí nuestra vida no es perfecta, vivimos y convivimos en un mundo lleno de odio, rencor, violencia, maldad, oscuridad, tristeza, desesperación... Entre otras cosas que componen este mundo de pecadores, no hay cosas perfectas.
Y si hay algo o alguien perfecto,... Él se pasea por todas partes, lo ve todo, lo escucha todo, observa con detenimiento y con su tiempo a cada persona, conoce las situaciones en las que vivimos, conoce lo triste o gozosa que está nuestra alma, qué tan fuerte o frágil es nuestro espíritu. Qué pensamos, qué sentimos. Él conoce nuestros sueños, nuestros mayores anhelos.
Sabe si lloramos en silencio por no ver concretado nuestro anhelo. Sabe por qué situación estamos pasando, sabe qué nos duele o qué nos molesta, como por ejemplo ver a otros con éxito cuando nosotros creemos que merecen el fracaso más absoluto, cuando juzgamos al que está al lado sin saber qué es lo que pasa.
Muchos optamos y decidimos dejar nuestros sueños, nuestra vida en manos del Señor, y otros se arrepienten pero dudan de dejar su vida en manos de Dios, es más, hasta se enojan con Él por las decisiones que Él toma o los sueños que no se cumplen ya.
¿Entendemos los planes, sueños y tiempos de Dios? ¡NO!
¿En algún momento podemos llegar a entenderlos? ¡SÍ!
¿Aceptamos los tiempos, los sueños y lo que Dios quiere para nuestra vida? … ¡SÍ y NO!
Si aceptamos lo que Dios tiene para nosotros, lo aceptamos siempre y cuando llegue. A veces puede parecer que el Señor no te escuchara o no le importaras.
Pero ¡a Dios sí le importas, más de lo que tú te imaginas! Él te ama más de lo que te ama tu propia familia, amigos, pareja… Él conoce tu estado, conoce tus sentimientos.
Él te acompaña en cada paso que tú das, está donde tú estás, sabe de quién estás rodeado y sabe quién te acecha para devorarte. A veces deja que algo te pase para poner a prueba tu fe.