martes, 26 de febrero de 2019

Los perdidos

“Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos.”
Lucas 19:10 (NTV).
Escondidos en los túneles de la caverna, después de un derrumbe, se encontraban desesperados unos exploradores novatos. Después de dos días de búsqueda sin resultado favorable, el departamento de rescate decidió contactar con quien seguramente no fallaría. Un guía, quien pasó la mayor parte de su vida recorriendo esas cavernas. En cuestión de horas logró encontrar aún con vida a los que se habían perdido. Posteriormente, en una entrevista los excursionistas declararon que no tuvieron en cuenta las señales de advertencia, y de repente todo se derrumbó sobre ellos.
los perdidosDe manera semejante, solo Jesucristo puede rescatar a los que están perdidos. A aquellos cuyas vidas han sido aplastadas por las consecuencias de sus malas decisiones y pecados. JESÚS es el Logos mismo, DIOS por medio de Él creó todo lo que existe. Incluyendo la vida de todas las personas.
Cuando una persona vive en contra de lo que le dicta su conciencia, la voz de la ley de DIOS dentro de él, seguramente será preso del enemigo y del pecado. Pues ha ignorado las advertencias en su alma dirigiéndose a una zona peligrosa. Pero en el momento que se arrepiente y pide ayuda a Jesucristo, Él lo salva y le da una nueva vida. Jesucristo es el único camino de salvación para todos los que están perdidos. Él diseñó la vida de cada persona, por lo que entonces solo Él la puede reparar y darle libertad.
Sin importar lo perdido y lastimado que estés, Jesucristo te puede encontrar y salvar. Solamente clama a Él, pídele su ayuda y Él te salvará. No importando lo pecador/a que te sientas, en un instante Él puede limpiar y salvar tu alma.
Si tú te encuentras perdido, permite que Jesús te encuentre y te salve, solo haz esta oración y créelo:

Dios, reconozco que Jesús es tu Hijo, que pagó por mis pecados y el precio de mi libertad. Perdona mis pecados. Sálvame, líbrame del mal y de cadenas. Señor Jesús, lava mi alma con tu sangre, y déjame blanco como la nieve. Envíame a tu Espíritu Santo, oro esto en el nombre de Jesús, Amén.

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