jueves, 20 de diciembre de 2018

¿Por qué la gente rechaza a Jesús como su Salvador?

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Son diferentes las razones que esgrime la gente para rechazar a Cristo, pero estas cuatro muestran las categorías principales: 

(1) Algunas personas no piensan, y por supuesto tampoco creen, que necesitan un salvador. Esta gente se considera a sí misma como “básicamente buena” y no se dan cuenta de que ellos, al igual que todo el mundo, son pecadores y no pueden venir a Dios por sí mismos. Pero Jesús dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6). Aquellos que rechazan a Cristo nunca estarán con Dios y abogarán por su caso basados en sus propios méritos. 


(2) El miedo al rechazo social o a la persecución, desanima a algunas personas a declarar a Cristo como su Señor. Los que antes eran incrédulos, y ahora creyentes, en Juan 12:42-43, no confesaban a Cristo porque estaban más preocupados por su estatus entre sus semejantes que por hacer la voluntad de Dios: “Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.”

(3) Para otras personas, las cosas que les ofrece el mundo actual son más atractivas e importantes que las cosas eternas. Leemos la historia de un hombre así en Mateo 19:16-23. Este hombre no estaba dispuesto a perder sus posesiones terrenales a fin de ganar una relación eterna con Jesús. (Ver también 2 Corintios 4:16-18).

(4) Mucha gente simplemente resiste la luz del Espíritu Santo para convertirlos a la fe en Cristo. Esteban, un líder de la iglesia primitiva, les dijo a aquellos que estaban a punto de asesinarlo, “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo...” Hechos 7;51. El apóstol Pablo también hizo una declaración similar ante un grupo que rechazaba el evangelio en Hechos 28:23-27Habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndolos acerca de Jesús, tanto por la Ley de Moisés como por los Profetas. 24 Algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían. 25 Como no estaban de acuerdo entre sí, al retirarse les dijo Pablo esta palabra:

—Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo:
26 »“Ve a este pueblo y diles: De oído oiréis y no entenderéis; y viendo veréis y no percibiréis,
27 porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron pesadamente y sus ojos han cerrado, para que no vean con los ojos y oigan con los oídos, y entiendan de corazón y se conviertan, y yo los sane.”
Cualesquiera que sean las razones por las que la gente rechaza a Jesucristo, su rechazo tiene consecuencias eternas desastrosas. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12) Y aquellos que lo rechazan, por cualquiera que sea la razón, enfrentan una eternidad en las “tinieblas de afuera” del infierno, donde habrá “lloro y el crujir de dientes.” (Mateo 25:30)


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