El mundo se perdió debido a la desobediencia del hombre de los mandamientos y estatutos de Dios, y a la mala práctica de los fariseos de aquel entonces, que hacían leyes muy apartadas de la santidad que el Dios de los cielos exigía (Él mismo dijo: SED SANTOS PORQUE YO SOY SANTO); creando así tradiciones de hombres imponiendo sus ideas y dejando a un lado los mandatos de Dios. Había leyes como no comer sin lavarse las manos, cuando Jesús mismo dijo parafraseando: Ustedes lavan lo de afuera pero el interior donde mora el Espíritu de Dios está sucio. También dijo: lo que contamina al hombre no es lo que entra en el vientre sino lo que sale de la boca porque viene del corazón del hombre.
Un hombre fariseo, maestro del pueblo de Israel, vino a Jesús pues quería salvar su alma. Sabiendo y siendo consciente de que tal como vivía no era agradable a Dios, vio que en Jesús había algo... y por eso vino a Él por respuestas. Reconoció que Jesús era realmente quien decía ser y por eso, a escondidas de los demás fariseos por miedo a que lo echaran de la iglesia, vino a Jesús.
Juan 3: 1 – 5
1 Y había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los judíos. 2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios por maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no estuviere Dios con él. 3 Respondió Jesús, y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el Reino de Dios.
4 Le dice Nicodemo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer?
Nicodemo pregunta cómo se puede nacer de nuevo. Estaba convencido de que Jesús tenía la respuesta de una mejor forma de vida que agradara a Dios, y lo que él anhelaba y buscaba estaba cerca. Jesús es el camino, la verdad y la vida. Hoy en día es necesario que nosotros también seamos diferentes, que cambiemos nuestra forma de vivir, que saquemos de nuestro corazón todo lo fariseo que nos queda aún, y dejar que la palabra de Dios y la unción del Espíritu Santo vaya moldeando nuestro ser interior (mal carácter, ira, enojo, malas maneras de hablar y vivir, etc.). En ese momento, Nicodemo no entendió que el nacer de nuevo consiste en renovar nuestra mente y nuestro corazón, que cambiemos los malos hábitos y nuestra antigua forma de vida se convierta en una novedad de vida. En el versículo 3 y 5 se repite de cierto, de cierto te digo; cuando Dios habla dos veces es porque la orden es en serio, verdadera y debe cumplirse rápidamente.
5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y de Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.
Jesús le respondió que el que no naciere del agua..., porque la palabra de Dios es como el agua que limpia, porque cuando confrontas tu vida contra la palabra, esta te limpia de todo pecado, y agua porque tienes que bautizarte tal y como hizo Jesús en obediencia al Padre al iniciar su ministerio (es necesario bautizarse para arrepentimiento de nuestros pecados). En sí la vida del creyente trata de una relación íntima con Dios a través de Cristo Jesús, y de obediencia, como Jesús obedecida a Dios Padre en todo, y con el espíritu, porque es necesario que el Espíritu de Dios more en ti y recibas el bautismo del Espíritu Santo que te sella como propiedad de Dios.
2ª Corintios 1:22. Nos selló como propiedad suya y puso su Espíritu en nuestro corazón, como garantía de sus promesas.
2ª Timoteo 2:19 No obstante, el sólido fundamento de Dios permanece firme, teniendo este sello: “El Señor conoce a los que son Suyos,” y: “Que se aparte de la iniquidad todo aquél que menciona el nombre del Señor.
Si tú has confesado a Jesús como Señor y Salvador, te es necesario nacer de nuevo, pasar de una vida de pecado a una vida de santidad ante Dios, a una vida nueva, diferente. Es necesario ser diferentes ante las personas, es necesario dejar todo pecado y buscar la santidad de Dios, para enseñar a otros con nuestro testimonio y hechos, la verdad de Dios, su mensaje de salvación y vida eterna en Cristo Jesús. Recuerda que cuando uno profesa ser cristiano hay una multitud de testigos observando tu forma de vida, y si fallas serás escarnecido con burlas y reproches, -¿y dice ser cristiano?6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, Espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez. Juan 3; 6-7
Así que no te maravilles cuando Jesús te dice es necesario nacer de nuevo, porque cuando tu vida dé un giro de 180 grados empezarás a caminar en la voluntad de Dios, amando y obedeciendo a Dios en todo. Y en verdad es necesario que seas sellado con el Espíritu Santo de Dios para que Él te reconozca y te dé entrada a la patria celestial de su reino. Si no nacieres de agua y de Espíritu, no entrarás en el reino de Dios, porque lo que es nacido de la carne es de hombre y esta carne perece, se hará polvo y volverá a la tierra; pero lo que es nacido del espíritu, es engendrado de nuevo por Dios mismo porque no intervino voluntad de hombre. El Espíritu que Dios puso en ti y en mí, este espíritu que vivirá por siempre junto a Él.
Por eso os es necesario nacer otra vez.
Efesios 1:13 en el cual también vosotros, que escuchasteis la palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salud, en el que habéis creído, fuisteis sellados con el sello del Espíritu Santo prometido.
Jesús estando en la tierra, prometió enviar al Espíritu Santo como consolador y ayuda, porque es necesario que reconozcamos que por nosotros mismos no podemos cambiar y nacer a la manera de Dios, por eso Él envío a Jesús para enseñarnos.
Efesios 4:30 No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como propiedad de Dios el día en que él les dé la liberación definitiva. 31 Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. 32 Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Dios nos pide que vivamos una vida santa, justa, recta, agradable a sus ojos, que no contristemos al Espíritu de Dios, que en todo momento busquemos agradar a Dios para que el Espíritu Santo no se aleje de nosotros. Recuerda al rey David como experimentó la tristeza del espíritu que moraba en él, y entonces clamó a Dios pidiendo que Él trasformase su corazón reconociendo su pecado. Imagina si David tenía un corazón conforme al corazón de Dios, y él, por su pecado, reconoce que necesita ser limpiado, cambiado y trasformado por el poder del Espíritu Santo.
Salmos 51:7 Purifícame con hisopo y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve. 8 Hazme sentir felicidad y alegría; que se alegren los huesos que has quebrantado. 9 Aparta tu vista de mis pecados y borra toda mi maldad. 10 Dios mío, crea en mí un corazón limpio y renueva en mi interior tu Espíritu fiel. 11 No me alejes de ti; ni me quites tu santo Espíritu. 12 Hazme sentir de nuevo la alegría de tu salvación; y que me sostenga tu Espíritu que me guía.
David entendió que solo Dios puede transformar, limpiar y renovar el corazón del hombre y que el pecado trae tristeza. Ése era su sentir, y por eso clama: devuélveme el gozo de tu salvación.
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