1 Reyes 19:2-4 Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero para decirle: «Traigan los dioses sobre mí el peor de los castigos, si mañana a estas horas no he puesto tu persona como la de uno de ellos. 3 Viendo Elías el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida. Al llegar a Beerseba, que está en Judá, dejó allí a su criado. 4 Luego de caminar todo un día por el desierto, fue a sentarse debajo de un enebro. Entonces se deseó la muerte y dijo: «Basta ya, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.»
La soledad fue la primera emoción que experimentó el primer hombre, Adán. Dios vio que la soledad era algo tan serio que dijo: “No es bueno que el hombre esté solo: le haré ayuda idónea para él” (Génesis 2:18).
La soledad aparece de repente en cualquier estado del hombre, en los solteros, los divorciados, los viudos y hasta en los casados.
Muchas veces, aun estando en compañía de alguien, nos sentimos solos. Pero Dios es tan grande, que nos dejó la Biblia, para que a través de su bendita palabra aprendamos cómo manejar la soledad, y mirarla como una parte normal de la vida humana.
También la Biblia nos muestra cómo podemos aliviar la soledad de otros: a través del amor de Cristo. Veamos este tema a la luz de la Biblia:
1. LA SOLEDAD ES UNA EXPERIENCIA DEL SER HUMANO
1 Reyes 19:2-4 – Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. 3 Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. 4 Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.
Salmo 27:9-11 – No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; Mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación. 10 Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá. 11 Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos.
A. Primeramente veamos la experiencia de Elías; nos revela que todos podemos vernos en un determinado momento solos, afligidos y desesperados. (1 Reyes 19:2-4, 10).
B. DAVID EXPERIMENTÓ ESTE SENTIMIENTO.
Salmo 38:11 – Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga, y mis cercanos se han alejado.
Salmo 102:6-7 – Soy semejante al pelícano del desierto; soy como el búho de las soledades; 7 Me desvelo, y soy como el pájaro solitario sobre el tejado.
C. JESÚS PROFETIZÓ QUE SUS DISCÍPULOS LO DEJARÍAN SOLO.
Juan 16:32 – He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
D. EL APÓSTOL PABLO TAMBIÉN LO EXPERIMENTÓ.
2 Timoteo 4:16 – En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta.
2. LA SOLEDAD ES ANGUSTIOSA.
A. DAVID CLAMÓ DESDE LA CUEVA. “no hay quien cuide de mi vida”
Salmo 142:3-4 – Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo. 4 Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer. No tengo refugio ni hay quien cuide de mi vida.
B. JESÚS CLAMÓ DESDE EL HUERTO.
Mateo 26:38-40 – Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. 39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. 40 Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?
C. JESÚS CLAMÓ DESDE LA CRUZ. (Su soledad)
Mateo 27:46 – Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
3. CÓMO ENFRENTAR LA SOLEDAD.
A. Aceptarla como una situación normal.
B. Detectar las razones por las cuales aparece:
- I) Pérdida de un ser querido o de alguna amistad.
- II) Pensamientos que gobiernan nuestra mente.
- III) Rechazo de la gente.
- IV) Abandono de nuestros familiares o amistades.
C. Creamos en la presencia de Dios en nuestra vida.
D. Apoyemos a los que se sienten solos.
E. Mantengamos firme la confianza de que Dios no nos dejará, ni nos desamparará.
Hebreos 13:5-6 – Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; 6 de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.
EN CONCLUSIÓN:
Permite que Jesús sea tu compañero inseparable en el camino.
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